Lamine Yamal celebra junto a Fermín López su gol ante el Elche

Lamine Yamal celebra junto a Fermín López su gol ante el Elche EFE

Juanito Blaugrana, un Culé en La Castellana

Sufrir por sufrir

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Se aplicó el Barcelona para sacar adelante sin épicas el primer partido de la media docena que se perderá Pedri, palabras mayores, contra un Elche asomado a Europa cuyo atrevimiento fue la mitad de su perdición. La otra mitad la galvanizaron entre Lamine Yamal, Fermín y Balde, tres futbolistas eléctricos que, cuando las lesiones los respetan, convierten al Barça de Flick en un equipo de alta tensión. Dos relámpagos que atravesaron de arriba a abajo al pobre Iñaki Peña antes del minuto 12 sirvieron de desfibrilador a todos los culés, agradecidos de comprobar que no era un infarto sino ansiedad lo que constreñía desde hacía un par de larguísimas semanas las arterias de su tricampeón.

Con el partido tan de cara y los atacantes azulgranas apretando en busca del tercero, Casadó pudo concentrarse en resolver con celeridad todos los problemas de circulación y cobertura de su equipo junto a un Frenkie que, como de costumbre, tuvo de pulcro y práctico todo lo que le faltó de incisivo. El Barça no acertó a dominar la pelota y el partido acabó siendo digno de tal nombre porque la defensa azulgrana dio de nuevo preocupantes muestras de hemiplejia: la intensidad y el coraje de Éric y Balde tuvieron su contrapartida en la notable parálisis de Araújo y Koundé.

En otros tiempos, el uruguayo habría corregido la hábil escapada de Rafa Mir forzándolo a bailar un tanguito antes de que llegara al borde del área. Ayer, sin embargo, se conformó con tratar de colocarse torpemente en su línea de disparo y, tras el gol en contra, pedir fuera de juego pese a que el 10 del Elche había salido con claridad de campo propio. El realizador televisivo, amante de la ortodoxia, enfocó a Cubarsí en el banquillo como rúbrica del sainete. 

Los visitantes ya habían olisqueado el eslabón débil local y, con un poco de chispa, se las apañaron muy bien para adjudicarse varias ocasiones claras. Pero el Barça no dio pábulo al tembleque y, ya entrada la segunda parte, Fermín envió uno de esos pases de centrocampista de época que no se le han visto a De Jong en seis años para dejar a Rashford uno contra uno al borde del área. El inglés es un especialista en lanzarse a lo kamikaze contra las defensas rivales, pero como seis goles y seis asistencias lo contemplan, pedirle que mejore en la toma de decisiones parece más un capricho de Panenkita que otra cosa. En especial, en este Barça de urgencias, roturas y rupturas, donde ya andamos tan inquietos por un post de Instagram como por ver a un jugador echarse mano a la parte posterior del muslo. Es el signo de los tiempos, igual que el de este segundo Barça de Hansi Flick: un poco sufrir por sufrir.

P. D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana