Joan Laporta, con el presidente de Baladi Express, Abdullah Al-Attiyah, en el Camp Nou

Joan Laporta, con el presidente de Baladi Express, Abdullah Al-Attiyah, en el Camp Nou REDES

Juanito Blaugrana, un Culé en La Castellana

Vamos, Jan, sal a bailar

18 junio, 2023 23:43

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Sus movimientos recuerdan más al terco balanceo de un tentetieso que al cimbrear de una palmera, pero clara-mente Joan Laporta sabe que este verano toca salir a las pistas de baile de la inversión. Al menos, si el Barça quiere acercarse en el medio plazo a algo parecido a los números negros en su plan de viabilidad. Dice un viejo refrán empresarial que en la historia reciente de la humanidad se ha escrito infinitamente más ficción en Excel que en Word. Con el monumental dispendio del Nou Camp Nou en el horizonte cercano y la negativa de Messi a ejercer de nuevo como estandarte y, sobre todo, como propuesta de valor azulgrana, el president no podía irse de vacaciones sin antes comerse unos dátiles y repartir abrazos y banderines en Arabia Saudí y Qatar.

Normal, porque llega el calor, los chicos se enamoran y los petrodólares buscan chiringuitos donde saciar su sed de trascender cualquier lógica financiera. No es novedad que agiten pantagruélicas chequeras ante las narices de estrellas mundiales en la recta final de su carrera, pero últimamente también vemos que ofrecen millonadas a jugadores que aún tienen recorrido en la élite. Y, lo que es más sintomático, que estos empiezan a aceptarlas. La explicación es simple: los jeques son jeques, que no está mal, pero además desean desde hace años convertirse en la élite en lugar de la élite. La mayoría de grandes clubes europeos siguen siendo los guardianes de las esencias y el imaginario futboleros, pero también son esclavos de un endeudamiento exponencial. Fichar todos los años a jugadores por cantidades cercanas a los 100 millones de euros es un disparate, y presentar varios ejercicios con déficits igualmente cienmillonarios, de todo punto insostenible.

Por supuesto, con eso cuentan a orillas del Golfo Pérsico, donde saben perfectamente lo que es una maniobra de pinza: por eso compran clubes en las grandes ligas (el Manchester United puede ser el siguiente) mientras, al mismo tiempo, financian por vías indirectas a sus competidores para que la espiral de deuda e inflación que ahogará a todos menos a ellos siga desbocada. ¿Se acuerda usted del mágico cambio de Qatar Foundation a Qatar Airways en la camiseta del Barça? Yo desearía que Laporta siguiera con su sana costumbre de esquivar turbantes, por el pequeño detalle de los derechos humanos y tal. Pero se ve que afrontar una reforma integral del estadio y una reconstrucción deportiva, con el daño emergente y el lucro cesante que suponen ambas para el balance en una situación de deuda acumulada, exige remedios amargos.

Así asoma un mercado donde el Barcelona tiene pocas opciones, escaso margen de error y cero oportunidades para ahorrar. Competir de nuevo con solvencia por el título de Liga es esencial, pero también cortar por lo sano el historial de batacazos europeos. La de la cruz de Sant Jordi y la cuatribarrada es una marca que no se puede permitir ni una depreciación más. Con esto en mente, que Xavi siga dando la matraca de que hay que gastar 60 millonazos en un pivote de a 10 kilos netos por año para suplir a Busquets es bastante alucinante.

De no mediar tremendo progreso en la aportación goleadora de los delanteros, ya sea por medio de ventas y adquisiciones o por el resurgimiento de jóvenes con problemas de confianza como Ferran o Ansu, el Barça difícilmente estará en disposición de ganar más partidos que durante la pasada temporada. Y esa situación no habrá petromillonada que la arregle... o quizá sí, pero cada fajo de billetes será un engranaje más en una trampa dispuesta al objeto de acelerar una decadencia que ya se antoja muy complicada de revertir. Y más, sin Reverter.

P. D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana