El FC Barcelona era un club con "urgencias históricas", como dijo César Luis Menotti, en los años 80. Sobre todo, en sus inicios. El equipo azulgrana estuvo 11 años sin proclamarse campeón de Liga. Entre 1974 y 1985, el Barça se estrelló reiteradamente en la máxima competición continental. Entre los éxitos de Johan Cruyff y de Terry Venables hubo muchas lágrimas y desgracias. Y tres son históricas.
Josep Lluís Núñez, entonces presidente del Barça, vivió muchos muy complicados en sus primeros años como máximo dirigente del club. Con Bernd Schuster y Diego Armando Maradona, su relación fue muy convulsa. Ambos jugadores, curiosamente, sufrieron sendas entradas de Andoni Goikoetxea y estuvieron varios meses de baja, lesionados. Pero el capítulo más triste fue el secuestro de Quini.
Secuestrado en Zaragoza
El delantero asturiano fue capturado por delincuentes comunes el 1 de marzo de 1981 tras golear el Barça al Hércules por 6-0. El equipo azulgrana, dirigido por Udo Lattek, iba como una moto y acabó perdiendo esa Liga, obligado a jugar una semana después en el Calderón y también los siguientes fines de semana, con Quini todavía secuestrado.
Quini estuvo 25 días en un zulo. En Zaragoza. Fue liberado el mismo día que España ganó a Inglaterra en Wembley (1-2). Meses después, el futbolista vivió una noche mágica cuando el Barça ganó la final de la Copa del Rey contra el Sporting (3-1), en el Calderón.
La lesión de Schuster
El segundo percance que debilitó al Barça fue la grave lesión de rodilla de Schuster. El 13 de diciembre de 1981, el centrocampista recibió una dura entrada de Goikoetxea que le provocó una rotura del ligamento interno, del externo y de los cruzados. Schuster estuvo ocho meses de baja.
Schuster era el gran líder del Barça. Era un todocampista, un medio con gran clase, con una buena visión del juego y, sobre todo, con mucha fuerza. Era, posiblemente, el mejor centrocampista del mundo. También era un jugador con mucho carácter.
Goikoetxea y Maradona
Siempre rebelde, Schuster optó por operarse en Alemania, con el doctor Schneider, en contra de la opinión de los servicios médicos del Barça. La operación no fue bien y los plazos de recuperación se prolongaron. El futbolista tuvo que ser intervenido de nuevo y reapareció en agosto de 1982.
Menos de dos años después, el 24 de septiembre de 1982, Goikoetxea también lesionó a Maradona en un Camp Nou que estalló de rabia.
Núñez llora de felicidad
El entonces defensa del Athletic cazó a Maradona en el centro del campo. El crack argentino corría por el balón y fue derribado por detrás en el minuto 59. Nada más recibir el impacto, Maradona supo que su tobillo estaba roto. También sabía o eso decía, que "jugar en Bilbao es peor que ir a la guerra de Corea". Con tantas desgracias, el Barça estuvo 11 años sin ganar la Liga. Hasta que llegó Terry Venables y Urruti le detuvo el penalti a Mágico González. Ese día, Núñez también lloró. De felicidad.