Se llamaba Ramón Villaverde Vázquez, aunque pocos culés recuerdan su nombre. Y eso que fue un destacado futbolista del Barça durante una década (1954-63), en la que disputó 373 partidos, marcó 151 goles y ganó siete títulos. Hasta tuvo un homenaje de despedida en el Camp Nou antes de marcharse cedido al Racing.
Hijo de padres gallegos, Villaverde nació en Montevideo, Uruguay, el 4 de enero de 1930. Era delantero, y se ganó en el campo su desembarco en el Barcelona. Antes de ello tuvo que bregar con las indumentarias del Liverpool Montevideo (1949-50), el Cúcuta Deportivo (1950-52) y el Millonarios de Bogotá (1952-54), donde coincidió con Alfredo Di Stéfano, que terminó en el Real Madrid.
Espiado por una juerga con Kubala
Pero llegó el día y, en una gira por España con el equipo millonario, Villaverde llamó la atención de Pepe Samitier, secretario técnico azulgrana, que no dudó en ficharlo para el Barça entonces ya liderado por Ladislao Kubala. “Villaverde fue el nexo entre Di Stéfano y Kubala, que entablaron una gran amistad”, recoge el libro El árbol del Barça (Círculo Rojo, 2023). Su hermano Mario también vistió el traje azulgrana en alguna ocasión.
De las buenas migas de Villaverde con Kubala da cuenta el hecho de que, en una ocasión, el Barça contrató a un espía para seguir a este dúo después de una sonada juerga que protagonizaron algunos integrantes de aquella plantilla, como explica el mismo libro.
Problemas de corazón
Desafortunadamente, Ramón Villaverde falleció con apenas 56 años, en 1986, por problemas de corazón. Dejó viuda (María Luisa) y tres hijos (Ramón, Domingo, Maria Lluïsa). Y, como curiosidad, la PB Villaverde-Penitents se creó en su honor.
Sobre su hermano Mario, dos años menor, poco más se sabe. Destacó en el Boston Rivers antes de jugar para el España Industrial y el Condal, ambos vinculados al Barça, lo que le permitió participar en algunos partidos amistosos con la primera plantilla azulgrana.