Marcó el primer gol del Barça en la Liga, en Santander, en el lejano 1929. De hecho, aquel lluvioso martes de febrero anotó los dos goles azulgranas en su visita al Racing (0-2), que le sirvieron, a la postre, para terminar como máximo goleador blaugrana aquella primera temporada, con 11 dianas en su haber. Sin embargo, el club le mostró la puerta de salida por “viejo” poco tiempo después; apenas tenía 25 años. Nunca olvidó ese desplante de la entidad. Hablamos de Manuel Parera Penella, uno de los futbolistas más destacados de la historia barcelonista, a pesar de su breve estancia en ella.

Parera, nacido en Barcelona el 7 de octubre de 1907, comenzó a jugar al fútbol en la calle, en los descampados. Pero su juego y su actitud batalladora le permitieron alcanzar la élite años después. Por lo pronto, ingresó en la sección infantil del FC Barcelona en 1923 y, desde allí, fue ascendiendo hasta debutar con el primer equipo de forma oficial en 1926. Era extremo. Con ese uniforme disputó la friolera de 270 encuentros –123 oficiales–, anotó 70 goles –aparte del primero del equipo en la Liga, también logró el primero del Barça como local en dicho campeonato– y levantó ocho títulos: una Liga, dos Copas y cinco Campeonatos de Cataluña.

Sabadell, su segunda casa

Pero, al término de la temporada 1932-33, cuando se encaminaba hacia los 26 años, el Barça se lo quiso quitar de encima al considerar que ya era mayor para el equipo, y trató de venderlo por 20.000 pesetas. Nunca se quitó esa espinita. No obstante, al final obtuvo la libertad y se marchó al Sabadell, en el que permaneció dos temporadas y del que siempre guardó un grato recuerdo por la oportunidad y la confianza, según recoge el libro El árbol del Barça (Círculo Rojo, 2023). Con posterioridad, todavía tuvo fútbol para mostrar en el Girona y el Badalona.

Otra de las anécdotas de Parera recogidas en el libro cuenta su indignación por el elevado desembolso que el Barça hizo por Johan Cruyff en 1973, unos 100 millones de pesetas. Para él, una cantidad desproporcionada y fuera de lugar incluso para alguien de la calidad del neerlandés. Y es que él había conocido otros tiempos, en los que compaginaba el deporte –Parera se levantaba a las cinco de la mañana, cogía su bicicleta e iba a entrenarse– con su trabajo de electricista o, mejor dicho, inspector-instalador de Fecsa.

Su hermano Ramón también jugó en el Barça

Manuel Parera falleció en 1975 con apenas 67 años. Dejó viuda (Josefa) y tres hijos (Ramón, Carles y Jordi). Por cierto, uno de sus hermanos, Ramón, dos años menor, también llegó a jugar en el primer equipo azulgrana (1927), y debutó tres semanas antes en partido oficial. Poco duró en el Barça (33 partidos, solo dos oficiales; 20 goles; una Liga, la de 1929), pues se marchó enfadado por la falta de minutos y siguió con su carrera en el Espanyol, el Júpiter, el Sabadell, el Vic, el Badalona, el Lleida y el Sant Celoni.

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