Frank Rijkaard pocas veces alzó la voz. No era su estilo. Ni tan siquiera en los malos momentos del Barça, cuando perdió el control del vestuario. En cinco años, su equipo ganó dos Ligas y una Champions. Como técnico avanzó la demarcación de Xavi Hernández y siempre quiso jugar con un mediocentro muy físico. En su Barça, curiosamente, Márquez, Xavi y Deco eran los centrocampistas de referencia, antes de la gran eclosión de Andrés Iniesta.
La historia es caprichosa. Hoy, Xavi es el entrenador del primer equipo del Barça, Márquez dirige al filial y Deco es el director de fútbol del club. Y la convivencia entre los tres suscita más de un debate en el entorno barcelonista.
Deco es el máximo ejecutivo del Barça en la parcela deportiva. Es un hombre de la total confianza de Joan Laporta, avalado por Jorge Mendes, el intermediario más famoso del mundo del fútbol al que se encomendó el presidente el pasado verano para renovar al equipo. Deco y Xavi tienen una buena sintonía, pero el egarense sabe que su continuidad como entrenador del primer equipo depende de que se ganen títulos.
Diferencias entre Xavi y Márquez
El director de fútbol del Barça también tiene una buena relación con Márquez, pero el entrenador del filial no tiene la misma sintonía con Xavi. Curiosamente, algunos futbolistas que le encantan al técnico de Terrassa no son ahora titulares en el Barça B. El caso más claro es el de Aleix Garrido.
Deco, Xavi y Márquez conviven hoy en el Barça con más tensiones que hace dos décadas. Entonces eran los centrocampista favoritos de Rijkaard.
Fichado del Mónaco
Márquez fue uno de los primeros fichajes de Joan Laporta como presidente del Barça. El club azulgrana pagó seis millones de euros al Mónaco por un futbolista que podía jugar como mediocentro y como central, demarcación en la que actuó con Pep Guardiola. Jugó en el equipo barcelonista entre 2003 y 2010, ganado cuatro Ligas y dos Champions, entre otros títulos.
Si Márquez sostenía al Barça, Xavi era el encargado de hacerlo jugar. Rijkaard le pidió que avanzara su posición, que fuera más trascendente en ataque. La adaptación no fue fácil, pero el actual técnico mejoró sus prestaciones, hasta convertirse, posiblemente, en el mejor centrocampista de la historia del club.
Sentenciado por Guardiola
Deco, por su parte, era un interior más ofensivo, con mucho carácter y un potente remate. Sus primeros dos años en el Barça fueron muy buenos. En 2008, Guardiola le abrió la puerta del club y se fue con Ronaldinho, su gran amigo, socios para lo mejor y lo peor.