Louis van Gaal fue un entrenador más criticado que venerado en el Barça. Y eso que ganó dos Ligas y una Copa del Rey. Superó situaciones muy delicadas, defendido siempre por el expresidente Josep Lluís Núñez, y su momento más feliz fue, posiblemente, el día que su equipo ganó la segunda Liga. Fue en Vitoria, en el campo del Alavés, rival este fin de semana del Barça de Xavi Hernández.
La temporada 1998-99 no fue tan crispada como la anterior, pero tampoco fue plácida para Van Gaal. A principios de curso soportó muchas críticas, pero su Barça se convirtió en una máquina de aniquilar a sus rivales. El suyo era un equipo cartesiano, muy trabajado física y tácticamente.
Goleada en Mendizorroza
El 22 de mayo de 1999, el Barça se proclamó campeón de Liga en Mendizorroza. El equipo azulgrana se impuso con gran autoridad al Alavés por 1-4. Julio Salinas, exjugador azulgrana, marcó el único tanto local. Los cuatro goles barcelonistas los firmaron Cocu, Kluivert, Figo y Luis Enrique.
Van Gaal alineó de entrada a Hesp, Reiziger, Abelardo, Frank de Boer, Sergi, Guardiola, Luis Enrique, Cocu, Figo, Kluivert y Rivaldo.
Los números del Barça
El Barça conquistó la Liga con mucha solvencia. El grupo de Van Gaal ganó 24 partidos, empató siete y perdió otros siete. En total sumó 79 puntos, 11 más que el Real Madrid. El Mallorca fue tercero, con 66 puntos, seguido del Valencia (65) y del Celta (64).
Con Van Gaal de entrenador, el Barça jugaba siempre con un 4-3-3. Los papeles estaban perfectamente definidos y el equipo marcó 87 goles y encajó 43.
Núñez, Gaspart y Figo
Las dos Ligas del Barça con Van Gaal, sin embargo, no calmaron la crispación que vivía el club desde el despido de Johan Cruyff, en 1996. Josep Lluís Núñez dimitió en 2000 y la entidad entró en una profunda crisis económica e institucional.
El verano de 2000 será eternamente recordado por la victoria de Joan Gaspart ante Lluís Bassat y, sobre todo, por el fichaje de Luis Figo por el Real Madrid. Solo un año antes, el delantero portugués había proclamado su amor eterno al Barça pero desde su marcha ha sido el jugador más odiado en el Camp Nou. En Vitoria, contra el Alavés, su alegría era azulgrana.