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La grada del Camp Nou en el Barça-Eintracht de la Champions League

La grada del Camp Nou en el Barça-Eintracht de la Champions League EFE

Hablemos del Barça

El socio habla

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Desde hace un tiempo a esta parte, el órgano que servía para conocer el estado de opinión de los socios, la Asamblea de Compromisarios, se ha convertido en un sucedáneo, donde se aceptan a regañadientes las opiniones contrarias y se aplauden a rabiar a los palmeros. Además, desde la pandemia, se ha sustituido la presencialidad por un formato híbrido tan insulso como errático, donde se depende más de la tecnología que de la oratoria.

De ahí que para conocer el estado de opinión del socio lo mejor es ir a un partido y aún más desde que se vuelve a jugar en el Camp Nou, donde el abonado se siente en casa, y no como en Montjuïc, donde los turistas se habían adueñado del recinto, hasta tal punto de hacer la ola con el equipo perdiendo.

El pasado sábado fui por primera vez al nuevo Spotify Camp Nou, coincidiendo con la visita del Osasuna. El campo pinta mejor por dentro que desde fuera, donde el hormigón, las grúas, las vallas y los andamios campan en desorden a sus anchas. En el interior, todo es más reconocible, con un terreno de juego que luce majestuoso, y una puesta en escena más que encomiable, pese al gusto discutible del que elige la música en las horas previas para amenizar la espera.

Nada más empezar el partido, y tras corear a todo pulmón el himno del Barça, ante la atenta mirada de la mascota CAT, las gradas empezaron a hablar. Unas gradas, por cierto, que aún no están iluminadas en todas las zonas, dando en algunos momentos la sensación de un coro espectral que está evocando el destino del héroe, como si se tratara de una tragedia de Eurípides.

Los primeros cánticos fueron hacia la Grada d'Animació. De hecho, se repitieron durante todo el partido de manera sistemática y unánime. "¡Queremos la grada de animación!", fue la cantinela de la noche. Hay que recordar que el presidente Joan Laporta decidió cortar de raíz a este grupo de aficionados, con la excusa que se negaban a pagar las multas por sus actitudes e insultos xenófobos. Más tarde, se supo que el club ya tenía entre ceja y ceja extirpar a estos jóvenes seguidores del estadio, que se dedicaban a cantar "Barça sí, Laporta no".

El club quiere rehacer el concepto Grada d'Animació a su manera, colocando a dedo a los grupos, con el fin de hacer proselitismo de la directiva. Una acción que está siendo criticada con insistencia desde la oposición, y más concretamente desde la plataforma Nosaltres, que lidera Víctor Font.

Después de la Grada d'Animació, las gradas repartieron sus cánticos hacia Pedri y Éric. Dos jugadores que cuentan ahora con el absoluto beneplácito del respetable. De hecho, por la similitud del nombre entre ambos, se podía llegar a difuminar a quién de los dos iban dirigidos los cánticos, por lo que uno tenía que estar atento al campo para conocer quién era el protagonista en cada momento.

Tras la Grada d'Animació y los dos jugadores, el siguiente protagonista del socio fue el entrenador del Real Madrid, Xabi Alonso, al que se le dedicó en varios momentos el célebre cántico 'Xabi, quédate', en clara referencia irónica al que se cantó en su día en el Santiago Bernabéu, teniendo como destinatario Xavi Hernández.

Después, los cánticos también se aglutinaron bajo el concepto más general de "¡Barça, Barça!", pero de forma mucho más puntual, y sin la fuerza e insistencia que inundaba el estadio cuando la Grada d'Animació estaba presente. Eso sí, Laporta no tuvo que soportar en ningún momento la cantinela "Laporta no, Barça sí" reverberando por todo el estadio.