Xabi Alonso, en un partido del Real Madrid EFE
La Copa del Rey nos dejó una imagen del Real Madrid que va mucho más allá del marcador. Los blancos se clasificaron para los octavos pero lo hicieron sufriendo contra un equipo de Primera RFEF. Además, no podemos olvidarnos de las decisiones arbitrales que, seguro, no veremos en la televisión del club. El Talavera fue valiente, ordenado y con mucho corazón, y con muy poco estuvo a punto de convertirse en el matagigantes de la competición.
A diferencia del partido del Barça contra el Guadalajara, en el caso del Madrid no se trató de una noche trampa más. Lo que vimos fue un equipo irreconocible, superado en varias fases del juego, incómodo durante casi todo el partido y que celebró el pitido final como si hubiera escapado de un ridículo descomunal.
En el ojo del huracán, inevitablemente, vuelve a estar Xabi Alonso. Cada partido genera más dudas y cada comparecencia ante los medios le resta más puntos. El equipo no transmite ideas, no impone ritmo y no convence ni siquiera cuando gana.
El Madrid sigue vivo en la Copa pero la sensación es que, a día de hoy, Xabi Alonso lo tiene muy complicado para comerse los turrones y queda menos de una semana para Navidad.
Los rencores y reproches de Florentino
Más allá del susto en la Copa, el ruido en Madrid lo ha vuelto a hacer el micrófono de su presidente, Florentino Pérez. Habla poco y, últimamente, lo hace más del Barça que de su Real Madrid. Su última salida de tono por el caso Negreira era tan previsible como indignante. Una maniobra fuera de contexto y chapucera para desviar la atención del mal momento deportivo e institucional que vive el Real Madrid.
Además, estas declaraciones esconden un rencor mal disimulado: el golpe que supuso para Florentino la salida definitiva del Barça de la Superliga. Aquel proyecto faraónico que quedó herido de muerte cuando Laporta les dijo que no. Se rompió el sueño de Florentino y su idea de controlar el fútbol a su gusto. Desde entonces, cualquier excusa ha sido buena para intentar ensuciar la imagen azulgrana. Espero que Laporta ya no entre más al trapo y que el Barça siga hiriendo al Real Madrid donde más le duele, sobre el césped.
Aparte de esto, no estaría de más hacer un comunicado oficial como hicieron los árbitros y, si es necesario, que el Barça rompa todo tipo de relaciones con el Real Madrid. Basta ya de tonterías. Aquí paz y después gloria y, cuando haya una resolución judicial sobre el caso Negreira, que se pronuncie quien quiera. De momento, queda claro que en este país no saben lo que es la presunción de inocencia.
El rey defiende su corona
El Barça comenzó su defensa de la Copa del Rey con una trabajada victoria en Guadalajara. El 0-2 podría hacer pensar que fue un partido cómodo, pero la realidad fue distinta. Los hombres de Flick tuvieron que sudar de lo lindo para romper la muralla defensiva de los locales.
La gran noticia fue, además, la seriedad con la que el Barça se tomó el partido. No hubo relajación, ni se subestimó a un rival claramente inferior. Presión y paciencia con el balón ante un Guadalajara que tampoco regaló nada. Solo la falta de acierto impidió ver una goleada que habría reflejado mejor la superioridad azulgrana.
Sin embargo, en ningún momento tuve la sensación de que la clasificación peligrara; de hecho, Ter Stegen prácticamente fue un espectador más. El resultado fue corto y llegó tarde, pero fue más que suficiente para avanzar de ronda y seguir ganando confianza en la competición.