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Hansi Flick lidera el banquillo del Barça ante el partido contra Olympiacos

Hansi Flick lidera el banquillo del Barça ante el partido contra Olympiacos Luis Miguel Añón CULEMANÍA

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Al técnico del Barça no le está gustando nada de lo que está viendo en este inicio de temporada y eso es una mala señal para el club porque Flick ha sido la persona clave para revitalizar el proyecto deportivo, reilusionar a la afición culé y dotar de estabilidad a la entidad. El nerviosismo y la crispación con la que ha actuado recientemente, en su expulsión y sus cortes de mangas ante el Girona, son muy sintomáticos, cuando él siempre había dado una imagen de absoluto control emocional y caballero del deporte.

Flick no está viendo el mismo compromiso en los jugadores que en la temporada pasada. Ya les dio el toque públicamente denunciando que veía “demasiados egos” en el vestuario y que lo importante era el grupo, el equipo. Está comprobando, además, como el rendimiento de su estrella, Lamine Yamal, ha bajado en picado, debido a sus problemas físicos, de los que parece recuperado cuando entrena pero que parecen evidentes cuando compite. Tampoco están gustando sus “distracciones” fuera del campo. Si su mal partido en el Bernabéu se debió verdaderamente a sus problemas de pubalgia debería haber estado tratándose con los médicos y los fisios en la ciudad deportiva durante los dos días posteriores al clásico en lugar de irse de viaje a Milán.

El Barça debería activar una estructura suficientemente profesional, el problema es que está formada por cuñados y amiguetes, que centrara y protegiera a Lamine las 24 horas, que da la sensación que va por libre, como cuando acudió al acto de la Kings League dos días antes del clásico y metió la pata. Laporta es muy amigo de los jugadores a la hora de las celebraciones y las mejoras de contrato, pero cuando hay que ponerlos firmes se esconde. Ya pasó en su primer mandato. Tras ganar la final de París, Ronaldinho se entregó a la noche e iba a entrenar para dormir en la camilla del vestuario y el presidente lo encubrió durante aquellos “dos años de la autocomplacencia” hasta que llegó Guardiola y echó al brasileño, a Deco, el actual director deportivo, y a Motta, por su falta de compromiso.

A Flick tampoco le está gustando la actuación de la directiva. Cuando se fue de vacaciones, Laporta le dijo que no venderían a ningún titular y que ficharían a Iñaki Williams y al volver había perdido a su baluarte en defensa, Iñigo Martínez, el extremo vasco había renovado por el Athletic Club y vio como forzaban la venta de Fermín al Chelsea para que los directivos no tuvieran que avalar, ya que habían incumplido su propio presupuesto de la temporada. Flick está flipando con toda la improvisación de la directiva. A 48 horas de iniciar la pretemporada en Japón, la directiva le canceló la gira.

Cambió la planificación y al final se viajó a Japón y Corea del Sur. Empezó la liga y no tenía a jugadores inscritos, como le sucedió la temporada anterior. Tampoco tenía un estadio donde jugar los partidos. Se tuvo que improvisar el Johan Cruyff, un campo que no reúne las condiciones de primera división. Después que si se volvía al Camp Nou pero solo con dos gradas con 27.000 espectadores y las otras dos vacías. Al final, vuelta a Montjuic, pero no se sabe hasta cuando. Ahora un entrenamiento de prueba en el Camp Nou con puertas abiertas al público. A la cargadísima temporada, ya son 13 los jugadores que ya han caído lesionados, Laporta le quería añadir un viaje de 18 horas de avión para jugar en Miami contra el Villarreal un partido de la liga española y, una vez cancelado, ahora pretende recortar el descanso y las vacaciones de Navidad a los jugadores para sobrecargarlos con un partido amistoso en Perú en plena temporada.

Con razón Flick se plantea si acabar su etapa azulgrana a final de temporada y renunciar al año adicional que todavía le quedaría de contrato.