Resulta que para la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) inyectar de forma intramuscular un analgésico a falta de 24 horas de jugar un partido es cuidar al futbolista. También es cuidar a un futbolista hacerlo jugar más de setenta minutos cuando lleva dos entrenamientos seguidos realizando tratamiento específico en el gimnasio. También se considera cuidar al futbolista emplazar a un chaval, que apenas ha entrado en la vida de adulto, a tomar la decisión de si juega o no. Esta es la forma que la selección cuida a su mejor futbolista, al que está llamado a abanderar una generación de oro, con el objetivo prioritario de conquistar el Mundial 2026.
Ante tal cúmulo de despropósitos y negligencias -empezando por el médico del Atlético de Madrid, que ejerce de galeno en la selección, y acabando por el seleccionador, que mira para otro lado cuando hay que asumir responsabilidades- no es de extrañar que el Barcelona entrara en cólera cuando se encontró que no podía contar con su mejor jugador de cara a las próximas citas. Hansi Flick, que denunció públicamente la pésima gestión de la selección y la falta de comunicación, se encontró de la noche a la mañana con un marrón considerable: con el jugador de baja por culpa de una pubalgia y con la RFEF intentando desmontar las acusaciones del técnico alemán de una forma tan burda como estéril, sobre todo teniendo en cuenta que el club tiene en sus manos todo tipo de pruebas sobre la veracidad de las acusaciones vertidas por Flick.
Sea como fuere, la única realidad es que Lamine Yamal no jugó ante el Valencia, no lo hará tampoco en el estreno de la Champions ante el Newcastle y difícilmente estará el domingo contra el Getafe. El balance es tan evidente como contundente: desde que Lamine jugó 79 minutos contra Bulgaria y 73 ante Turquía, no ha vuelto a ponerse la elástica blaugrana. Si esto es cuidar a un jugador, que venga Dios y lo vea.
Ahora, casi una semana después y ante la evidencia de los hechos, parece que ha llegado el momento de rasgarse las vestiduras y buscar plañideras para llorar en el velatorio. La RFEF ha dejado caer la posibilidad de no llamar a Lamine en la próxima ventana -los partidos ante Bulgaria y Georgia en casa a mediados de octubre permiten un respiro- como muestra de buena voluntad.
Un gesto que quizás llega demasiado tarde, pero si sirve para que De la Fuente tome buena nota y evite repetir errores pasados, bienvenido sea. Y es que la sombra de Gavi sigue planeando en 'Can Barça'...