En el último capítulo del regreso al Camp Nou, para variar, alguien no dice la verdad. Laporta aseguró ayer que ya tienen el Certificado Final de Obra, además del certificado de la ECA y el informe de los Bomberos y de Medio Ambiente, para poder volver al estadio. Sin embargo, el jefe técnico del cuerpo de bomberos de Barcelona, Sebastià Massagué, le ha pedido al Barça que “se subsanen deficiencias en las vías de evacuación” para poder dar el visto bueno. Y, ante esta contradicción flagrante, vivimos una partida al UNO muy mediática.

El Barcelona, antes de la reunión con el consistorio, organizó una visita a las obras para la prensa. El objetivo: dejar constancia de que el campo está ya a punto de caramelo. Chúpate dos. Los presentes dieron fe, por supuesto, de los maravillosos acabados en el interior del estadio. Pero no pasaron por ninguno de los accesos, que es el punto principal de discordia. Cambio de sentido.

La vicepresidenta institucional del club, Elena Fort, apremió a los políticos a otorgar, esa misma tarde, la licencia para reabrir el campo con aforo para 27.000 espectadores. Y cantó UNO. El Ayuntamiento, sin embargo, respondió con un encuentro informativo con los medios. Más cuatro, color azul.

Los técnicos expusieron varias deficiencias “graves”, suficientes para no conceder la licencia de primera ocupación. Cambio de color. Según los Bomberos, las vías de evacuación no son óptimas, las barandillas no son aptas y las escaleras están inacabadas. Y del amarillo pasamos al rojo alerta. Además, los vehículos de emergencia no tienen acceso a todo el recinto. UNO, y comodín. La partida cayó del lado del Ayuntamiento, que es quien tiene siempre la última palabra. El encuentro entre el Barça y la Real Sociedad, como el que enfrenta a los de Flick con el Paris Saint-Germain, se jugarán en Montjuïc.

Reabrir el campo con público requiere una escrupulosa tarea de seguridad. Ambas partes sabían, antes de la performance mediática de ayer, que la vuelta al Camp Nou no se produciría el próximo 28 de septiembre. El Barça hace tiempo que juega a recrear una vuelta al estadio inminente para satisfacer las demandas de los auditores. Ahora se busca un responsable para una nueva fecha incumplida. De ahí que se convirtiera la “no vuelta” al Camp Nou, en una partida de cartas mediática con el Ayuntamiento.