No era un partido para tener miedo. El 4-0 de la ida y el maravilloso juego del Barça garantizaban que por mucho que apretara el Borussia Dortmund no nos ahogaría. La clasificación para degustar unas semifinales que no aparecían en la mesa desde el 2018-19, los que confiamos en este equipo, sabíamos que estaba asegurada. Era normal que los alemanes apretaran. Delante de su público estaban obligados. Pero este equipo de Flick también ha aprendido a sufrir. No es su característica principal porque el que hace sufrir a los rivales es él.
Así lo demuestra el hecho de que no perdía un partido desde el 22 de diciembre de 2024, con el Atlético de Madrid y en el minuto 96. O sea, llevaba 24 partidos sin conocer la derrota. Por eso cuando mis amigos culés mostraron los nervios de antaño me extrañé: "No he disfrutado. He padecido mucho", dice Ricard. "Mal partido. Si nos meten el gol, nos eliminan", asegura Miki. Solo Xexu muestra algo de satisfacción: "El mejor partido para perder".
Kovac, técnico del Dortmund, que tuvo de asistente a Flick en el Bayern, puede sentirse satisfecho. Flick puede decir que si hay dos equipos en este mundo que tienen el récord goleador en la Champions son su Bayern, el que le endosó ocho al Barça, y el Barça que hoy dirige. Para sentirse orgulloso y feliz. El Barça está entre los cuatro mejores de Europa. Para dormir tranquilos y soñando otra vez con lo más grande.