La expulsión de Pau Cubarsí en el primer partido de la eliminatoria contra el Benfica hizo que el sacrificado fuera Dani Olmo. La acción-reacción que tuvo Hansi Flick fue la de poner a Ronald Araujo, que tampoco convence al 100% a la culerada. Pero la jugada le salió perfecta e, incluso el de Terrassa, tuvo a posteriori una alegría pese a la rabia que le hizo tener que retirarse del campo. Es en estos momentos cuando un entrenador consigue doctorarse. El alemán se la jugó. Todos sabemos qué hubiera pasado si el tema acaba en derrota. Pero para algo él es el entrenador: toma las decisiones porque los conoce, ve sus entrenamientos y tiene una personalidad indiscutible.
Lo mismo podemos decir del sacrificio que ha hecho con Iñaki Peña. No descubrimos nada si decimos que, desde el principio, era el mismo club que no veía capaz al joven jugador de liderar una temporada entre palos. Pero, pese a tener una buena actitud, Flick se cogió a la primera excusa que tuvo de la puntualidad para arrinconarlo y poner a su preferido, Szczesny. Y ha vuelto a callar bocas.
Incluso contra el Atlético de Madrid en el último partido de Liga en el Metropolitano tuvo la garra necesaria para sacar a Ferran Torres y Eric Garcia cuando el equipo no se imaginaba darle la vuelta al marcador y todos nos veíamos con reticencia este tipo de cambios. Tantas remontadas, tantas noches de gloria y tanta comunión, incluso entre los que no están al 100% de su rendimiento, no son una mera coincidencia. Este equipo está justo en el inicio de un gran final de temporada. La Liga está prácticamente bendecida y aspira a ganar la Copa del Rey y se reivindica como uno de los favoritos en Champions... Hace cuatro días estaba aspirando a la Europa League.
Debemos ser críticos cuando toca, incluso cuando ganan. Pero también justos cuando convencen. Y detrás de todo ello hay el sello inigualable de un Flick que, por cierto, sigue hablando en inglés. Quizás por estrategia comunicativa, pero también me llega que por superstición. Las cosas que funcionan, mejor no tocarlas. A seguir así, la primavera gloriosa está a punto de llegar.