Hoy en día, nadie juega al fútbol en Europa como lo hace Pedri. El centrocampista canario se ha convertido en el líder futbolístico del Barcelona y maneja con esmero el vistoso juego que propone Hansi Flick. Pasador clarividente y recuperador incansable, Pedri se ha convertido en el futbolista fetiche del técnico alemán, que duda a menudo si sacarlo del campo por la importancia que ha asumido en el equipo.
Cuando Toni Kroos se lo cargó, con una entrada criminal, en los cuartos de final de la Eurocopa, los fantasmas volvieron a asomar por la cabeza del canario. La ristra de lesiones en el cuádriceps provocó que Pedri tocara fondo. Su estado físico fue la comidilla dentro del club durante meses, pero Pedri se puso manos a la obra para superar su peor época.
"Fue una época sorprendente porque siempre ha tenido un físico privilegiado, parecía un maratoniano", recuerda uno de sus padres futbolísticos, el jefe del fútbol formativo de Las Palmas, Manuel Rodríguez Tonono. Los datos actuales así lo corroboran. Es uno de los centrocampistas que más corre y más distancia recorre.
Así lo corrobora el informe genético que le hicieron en Baltimore para crearle un plan físico específico. El diagnóstico fue claro: Pedri debe jugar con asiduidad para rendir al máximo. Se centró en limpiar la cabeza, intentar olvidar las dolencias físicas y cambió la manera de trabajar su físico. Trabaja más y con otro material que el año pasado, priorizando los ejercicios de fuerza con gomas. El cambio ha dado sus frutos: Pedri encadena, solo con el Barcelona, 38 partidos a finales de febrero y es uno de los jugadores con más derroche físico del continente.
El canario ha vuelto al club de los 100 millones de euros en valor de mercado y ya lleva cinco goles y seis asistencias. Xavi le puso un reto cuando llegó al Barcelona: lograr influir en ataque con dobles dígitos (como mínimo, 10 goles y 10 asistencias). Tiene medio trabajo hecho con toda la fase decisiva de la temporada por delante.
Pedri se ha convertido en imprescindible en un Barça con aura de campeón. Si el equipo culé gana títulos esta temporada, debe ser un candidato claro al Balón de Oro. Ante una temporada brillante de Raphinha y el crecimiento agigantado de Lamine Yamal, la llave maestra del juego del Barça la tiene Pedri. El Balón de Oro fue este año para Rodri, lo que supuso un resarcimiento para pivotes excelentes como Sergio Busquets. Si lo gana Pedri se loará un estilo futbolístico en peligro de extinción y servirá para reparar una injusticia mayúscula: que Xavi e Iniesta no lo ganasen en el año 2010.
Una grada de animación sin vetos
En uno de los últimos partidos en Montjuic pregunté a veinte culés (elegidos al azar en la zona de tribuna) si querían que el grupo de animación volviera al estadio. La respuesta fue nítida: diecinueve síes rotundos y un sí con matices (quería que vuelvan, pero que antes paguen la multa).
El Barça sabe que el sistema que impera actualmente es insostenible. Mil aficionados rivales son capaces de silenciar un estadio que ya es desangelado por naturaleza como el Lluís Companys.
Por ello, el club ha anunciado la creación de una nueva grada de animación. A priori, según comentan en el club, será una grada construida sin vetos. Los miembros de la antigua grada, a título individual, podrán formar parte de la nueva si lo desean y si reúnen los requisitos de seguridad.
Lo que quiere abolir el Barcelona es que cuatro grupos de socios o peñistas se otorguen la animación total del estadio y tengan voz por encima de los otros socios. Simplificándolo: quieren controlar los mensajes que manda la grada. El Barça sí, Laporta no de finales de la campaña pasada hizo mucho daño en el palco. Lo más sorprendente es que el Barça contratará una empresa para articular el proceso de creación del grupo de animación. La última vez que se externalizó la animación se llamó a una charanga de Tarragona y acabó cantando aquello de “tírate de la moto”.