Termina la fase regular de la Champions y con ello ya tenemos el primer objetivo del Barça de esta temporada cumplido: pasar de forma directa a los octavos de final.

Dejando a un lado la Supercopa conseguida ante el Madrid, que también fue un triunfo muy positivo, los objetivos reales del Barça deben ser los grandes títulos, los que conforman el triplete, con prioridad para Champions y Liga, por lo que el objetivo a corto plazo era, sin lugar a dudas, pasar de forma directa a octavos de final y ahorrarse el play-off de los equipos que quedaron entre novena y decimocuarta posición.

No es un objetivo menor, pues si bien no se ha ganado nada todavía, los de Hansi Flick podrán aprovechar algunas semanas sin doble partido y la presión que supone un cara o cruz de una eliminatoria ante grandes europeos, a parte de la asignación económica que el club ha conseguido por haber terminado en segunda posición en esta nueva Champions, sólo superados por el Liverpool, pero por delante de equipazos como Arsenal, Leverkusen, Bayern, PSG, City o Madrid.

El cambio de formato de la UEFA ha sido todo un acierto, pues ocho jornadas después hemos podido comprobar que los grandes partidos que nos deparaba cada jornada y la volatilidad de esta clasificación daban a la competición un plus añadido. Una mayor competitividad, intensidad y interés, principalmente para los espectadores de este deporte.

Seguramente este haya sido un primer paso que debe conducirnos a una liga más europea, ya que a todos nos ha gustado ver una clasificación general con los grandes equipos europeos, con enfrentamientos directos entre ellos y posiblemente, nos hemos quedado con ganas de más.

Dudaba de este formato pero es todo un acierto, e incluso me atrevería a proponer a la UEFA aumentar las jornadas de ocho a diez (pasando de cuatro bombos a cinco), para lo que tal vez sería necesario reducir los equipos que forman la Liga para también hacerlas más vistosas y competitivas, un melón que por el momento las federaciones no están dispuestas a abrir pero que espectadores, televisiones y sponsors agradecerían.

No nos engañemos, el gran público quiere y paga por ver a los grandes conjuntosEl Camp Nou debe albergar partidos contra Bayern, Borussia, PSG, Liverpool, Arsenal, City o Madrid cada temporada, aunque para ello deban sacrificarse cuatro jornadas de la Liga y equipos más pequeños deban pelearlo más. Es la única opción que tiene la UEFA para destruir la propuesta de la Superliga.

Que el Barça haya conseguido quedar segundo por detrás de un gran Liverpool nos deja un gran sabor de boca y nos permite seguir aspirando a todo y soñar a lo grande, aunque este miércoles en Montjuïc, sabiendo que los reds perdían, nos hubiera gustado cerrar la fase como primeros. Eso sí, el eterno rival se hubiera visto beneficiado sin quererlo.

Los blaugranas se aseguran su presencia en los octavos de final, dos semanas sin doble partido, aunque el Sr. Tebas ya se ha encargado de poner un partido en lunes y ha segudo con los infames horarios en nuestra contra, y una gran suma de dinero acumulada. A parte aumentará el coeficiente culé de cara al futuro mundial de clubes.

El siguiente paso son las eliminatorias de play-off, donde el Barça ya sabe que le tocará el ganador del Brest-PSG y el Mónaco-Benfica; tres conocidos en esta misma edición de la Champions y un coco, y aunque habríamos preferido que ya se hubiera sorteado todo, deberemos esperar a un nuevo sorteo de la UEFA.

Seré muy claro: el Barça es un gran candidato a esta Champions. El equipo está con ganas y se enfrenta a esta competición como hacía años que no se veía, por lo que de cara a los octavos de final quiero que el rival sea el PSG, el único de los cuatro al que no se han enfrentado los de Flick y un conjunto con quién tenemos cuentas pendientes.

A doble partido debemos enfrentarnos a los mejores y demostrar que podemos ganarles si queremos alzarnos con el trofeo, sin miedo alguno y con todas las ganas, vibrando desde las gradas de Montjuïc y jugando como el equipo de Hansi Flick sabe.

Tampoco podemos dar por muerto al Manchester City de Guardiola aunque esté en horas bajas, contra el Real Madrid saldrán extra motivados y podrían dar la sorpresa. Aunque. si al final no lo consiguen, confiemos en que les toque jugar contra el Atlético del Cholo Simeone. Habrá mucha intensidad, dado que ambos sufran un desgaste que pueda abrir la Liga, donde los de Flick no han mostrado la misma versión que en la Champions League.

El Barça está en el buen camino. El primer objetivo ha se ha conseguido, pero toca seguir, dándolo todo, con paso firme contra quién sea, juntos, hasta la final de Múnich.