Mientras los inútiles del Comité de Árbitros que manejan el VAR seguían sin hallar el frame que demuestre que Lewandowski estaba en fuera de juego, mientras los ineptos de la Comisión Antiviolencia aún no habían identificado los espectadores que insultaron a Lamine Yamal y Raphinha en el Clásico y mientras los aficionados de todo el país afinaban sus cuerdas vocales para cantarle "Balón de Playa" a Vinicius… mientras todo esto sucedía, en el Barça saltó la sorpresa en el momento menos esperado.

Pero mucho antes de que sucediera todo lo dicho, Laporta afirmó que en primer equipo volvería a jugar en el Nou Camp por el 125 aniversario (29 de noviembre de 2024). Luego, apenas hace un mes, la vicepresidenta Elena Fort fijó tal retorno para enero, en el primer partido de la segunda vuelta. Antonio Escudero, directivo del área social, declaró que sería finales de marzo. Finalmente, el club y el Ayuntamiento han anunciado que el retorno será en los primeros días de febrero, con lo que a los que se abonaron a media temporada se les habrá sisado uno o dos partidos de Liga.

Pero este embrollo es un problema menor comparado con lo que reflejó la Auditoría de Grant Thornton. Lo peor no fue que se obligara a Laporta a reconocer 91 millones de pérdidas en pasado ejercicio, sino que, de acuerdo con la "nueva normativa" de la UEFA (que ha hecho suya la Liga), será la repercusión que puede tener en un futuro inmediato. Laporta y su directiva aceptaron ante el auditor el cumplimiento de lo que es una bomba dado el actual estado del club.

Dice esa normativa que todos los clubes están obligados a tener el Patrimonio Neto positivo y que, casi de tenerlo negativo, han de rebajar cada temporada al menos un 10% de esa cantidad negativa, hasta que sea positiva. Pues bien, el Barça cerró el ejercicio de 22/23 con 1,7 millones negativos de Patrimonio Neto, pero es que a 30 de junio de 2024 esa cantidad ha subido hasta 94 millones negativos, como consecuencia de la fallida palanca de Barça Vision (ahora Bridgeburg), al no haber completado la inversión los inversores. Es más, incluso a alguno, como Jaume Roures, Laporta le ha devuelto la cantidad invertida, de unos 10 millones, lo que demuestra que aquello fue un señuelo para engañar a Tebas. ¡Qué suerte que tienen los que recuperan sus inversiones cuando el negocio quiebra! ¡Es el Barça, señores! ¡Es jugar con el dinero ajeno!

Así, mientras Laporta presumía de un superávit de 12 millones, al cierre del ejercicio 23/24, la realidad ha sido contundente. Lo peor es que aún quedan otros 100 millones, que fueron activados como ingreso en la 22/23 para dar beneficios ficticios, pero que al cierre del ejercicio actual 24/25 pasarán a aumentar más el Patrimonio Neto negativo, en lugar de rebajarlo.

El castigo por no cumplir la norma es la exclusión de las competiciones que organiza una UEFA que desde el caso Negreira tiene al Barça en el punto de mira.

Un ejemplo reciente ha sido la multa de medio millón de euros que la UEFA castigó al Barça por imputar en el balance como ingreso ordinario la primera palanca de Laporta (la de Sixth Street), cuando en realidad se trataba de un ingreso extraordinario. Esa multa por manipular el balance es firme, ya que fue ratificada por el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS), ante el que el Barça apeló infructuosamente.

La Liga de Javier Tebas, que tanto ha protegido y permitido a Laporta, poco podrá hacer en este caso para paliar las consecuencias de la nueva normativa de la UEFA. Harto ya de tener que tragar "sapos", no es difícil imaginar que Tebas se lavará las manos después de decirle a Laporta "ya te avisé yo que…". La solución no es fácil, ya que habrá de ingresar otros 100 millones antes del próximo 30 de junio para tapar el agujero que ha generado Bridgeburg en el balance. Si no, las consecuencias pueden ser irreparables, dada la aludida nueva normativa UEFA.

Por otro lado, ya es conocido que el Barça ha de ingresar unos 40 millones antes del 31 de diciembre, a fin de cumplir con el Fair Play financiero de la Liga y poder inscribir a Olmo y Pau Víctor. En este caso, el nuevo contrato con Nike --que observa un silencio total al respecto-- no sirve por tratarse de ingresos futuros.