La semana pasada, Gerard Piqué protagonizó la enésima bromita para que los medios, en general, picasen con la noticia de su retorno, esta vez, como entrenador. Como ya sabéis, he escrito infinidad de artículos sobre muchas noticias de interés sobre Piqué cuando he tenido y, gracias a esta columna libre que me ofrece Culemanía, he avanzado todo lo que sabía con total transparencia. Pero la semana pasada no pude decir nada porque no tenía información alguna de su interés por ser entrenador. Rasqué pero no encontré nada.
Así que opté por el silencio que, a veces, es la mejor arma para no equivocarse. Con tan solo una semana, celebro mi prudencia ya que se ha acabado confirmando que era una estrategia comercial para intentar sacar la cabeza con un negocio totalmente fallido de aplicaciones para teléfonos inteligentes que todavía conserva con Leo Messi de cuando, más allá de compañeros de equipo, también mantenían una buena relación.
Desgraciadamente, ahora solamente les une este negocio (del que no diré el nombre porque no me pagan para hacer publicidad), y deben reflotarlo a toda costa para Piqué, que es el principal impulsor, y evitar que no sume otro fracaso empresarial.
Pero ya que estamos en estas, vamos al tema de fondo. Al titular que intentó colar y, se debe decir, consiguió con buen rédito por parte de una mayoría que replicó su tuit --Culemanía fue el único que anticipó que era una estrategia comercial, porque un jugador que siempre ha detestado entrenar y ha sido poco ejemplar no puede ser nunca entrenador--, como si ahora los medios fuésemos los portavoces oficiales de jugadores que detestan a la prensa, pero nos siguen necesitando para vender sus chiringuitos.
Y no lo digo solamente por este tuit, también por la publicidad que Piqué ha acabado pagando a radios convencionales para promocionar su Kings League que, a priori, se vendía como un producto para jóvenes, desconectados de los medios y con una manera de acercarse hacia ellos que no requería de las tradicionales fuentes de contacto.
Volvamos al lío que me voy por las ramas fácilmente. El tema principal que nos ocupa es que dijo que volvía al terreno de juego como entrenador. Pues bien, a raíz de su falsa noticia, una ha podido investigar y llegar a la conclusión de que Gerard Piqué, en estos momentos, no puede ser entrenador porque no está en unas condiciones personales para asumir dicha propuesta. Y hasta aquí podemos leer. Me sabe mal, pero para asumir ciertos roles, uno debe estar en un momento óptimo y no es el caso al 1000 por 1000.
Otro tema, al margen del personal, son las bromas que pueda hacer en un terreno donde, lo más cerca que tiene de entrenar, es a su Andorra de fútbol que se encuentra, en estos momentos, en puestos de descenso y es antepenúltimo solamente por delante del Alcorcón y el Cartagena. No creo que esté la cosa para ir haciendo bromas cuando tu equipo está tan hundido. Pero bueno, tiempo al tiempo, todo acaba saliendo. Con o sin tuits.