El marroquí Issam Benhaddou, flamante campeón de uno de los torneos mundiales más reconocidos de póker -el Winamax Sismix-, celebrado el pasado fin de semana en Marrakech, podría dar más de una lección a algún futbolista de la plantilla del FC Barcelona sobre los peligros de lanzar un envite sin tener una mano muy favorable. Y es que quedarte al descubierto y con cara de tonto es uno de los riesgos más probables cuando saltas al ruedo con cartas sin figuras.
Seguramente Ansu Fati aún debe estar dándole vueltas al día que su padre, Bori, decidió, por motu propio, que había llegado el momento de levantar la voz, rajar contra el entrenador y amenazar con abandonar el club, si su hijo no tenía más minutos. Esta amenaza de medio pelo acabó siendo un tiro al pie para el jugador, ya que ni Ansu quería salir del club, ni había tantas ofertas sobre la mesa para escoger. Y el problema es que el club, avalado por la dirección deportiva, sí que está por la labor de buscar una solución respecto al futuro de Fati.
Consciente que aquí no va a tener más minutos, Xavi le abrirá las puertas. No será una patada, pero sí una invitación. “Aquí no te puedo garantizar minutos”, será el argumento que recurrirá el técnico para aconsejarle una salida. Evidentemente, será el jugador quien tenga la última palabra, pero en esta ocasión estará prácticamente solo: su agente, Jorge Mendes, y su padre son partidarios de salir del Barcelona. El problema es que la oferta que tiene en las manos no le acaba de convencer, ya que saltar del Barcelona a Wolverhampton, por mucha Premier que sea, es un paso atrás incontestable.
Otro que está a la espera de conocer de primera mano su futuro es Ferran Torres. El valenciano ya ha dejado caer su intención de seguir, pero en el club tienen otros planes para él. Los técnicos están satisfechos con su trabajo, pero las valoraciones globales no acaban de encajar dentro de los parámetros marcados: le falta más confianza en su juego, le pesa la responsabilidad de la camiseta y ha ido de más a menos desde que llegó al club hace un año y medio. Además, su situación personal, recientemente se ha separado de su pareja, Sira, tal como avanzó en exclusiva Culemanía, le han lastrado a la hora de salir de esta dinámica negativa. De ahí, que en el club se considera que un cambio de aires sería el idóneo para todas partes. Y eso que en este caso, la operación acabará siendo deficitaria para la entidad catalana, ya que difícilmente se amortizarán los 55 millones que se pagó al Manchester City en invierno del 2022.
El único que parece que ha asumido que su salida no es un farol es el marfileño Franck Kessié. Y eso que su traspaso es más por necesidad económica que deportiva, ya que los técnicos le consideran un jugador muy aprovechable. Pero teniendo en cuenta que todo el dinero que se ingrese irá a las arcas del club, la salida del centrocampista será una realidad.
Además, Kessié ya ha elegido destino, siendo el Inter de Milán el club que considera que mejor se puede adaptar a sus condiciones. De hecho, conoce perfectamente la ciudad, tras su paso por el Milan, y además en un hombre con gran cartel en el Calcio, tras liderar al club rossonero en su último Scudetto. De ahí, que en el club blaugrana se están frotando las manos ante la posibilidad de conseguir unos 30 millones por el jugador. Además, la marcha de Kessié permitiría meter en calzador a Rúben Neves, la gran e inconfesable obsesión de Joan Laporta, con la excusa perfecta de que se necesitará un jugador con perfil parecido al de Kessié para equilibrar la plantilla.