"Barça sí, Laporta no; Barça sí, Laporta no", coreó la Grada d'animació, por primera vez, el lunes 13 de mayo en Montjuïc. Seis días después, el cántico se repitió. Contra la Real Sociedad, el resto de la afición calló. Contra el Rayo, hubo algunos pitos. La reacción de los seguidores más entusiastas del Olímpic Lluís Companys preocupa al presidente barcelonista, quien nunca ha tenido una buena sintonía con las peñas del club.
Xavi Hernández, ya exentrenador del Barça, siempre había sido aplaudido y ovacionado por los cuatro grupos que integran la Grada d'Animació: Almogàvers, Nostra Ensenya, Front 532 y Supporters Barça. El domingo agradeció el apoyo de los jóvenes, pero lamentó que pitaran al presidente. "Tenemos que estar unidos", recalcó. Semanas después de formalizar su destitución, el barcelonismo todavía no ha perdonado al presidente.
Este sábado 8 de junio, un sector de la grada del Estadi Johan Cruyff ha entonado los mismos cánticos que en el mes de mayo: "Barça sí, Laporta no". El máximo dirigente de la institución ha acudido al feudo del Barça B para presenciar la manita contra la UD Ibiza y la clasificación a la final de los playoffs de ascenso. El tiempo pasa, pero el aficionado barcelonista no olvida el despido despreciable contra una leyenda del FC Barcleona.
Los abonos de Montjuïc
Laporta sabe que ya no es intocable. El malestar con su gestión sube de tono. Las peñas más jóvenes están molestas por su política social. Esta temporada, el club no fletó ningún avión para sus aficionados en los partidos de la Champions. Tampoco les gustó que les retiraran la mitad de los abonos en Montjuïc pese a que solo 17.000 socios renovaron sus carnets.
El entorno de Laporta también está molesto. "Su reacción se debe a que el club solo les concedió la mitad de entradas que antes tenían en el Camp Nou", argumenta una fuente próxima al presidente. El mismo argumento, curiosamente, deslizó el máximo dirigente en 2003 cuando vetó a los Boixos Nois.
Diferencis importantes
La comparación es errónea y peligrosa. Los Boixos recibían muchas invitaciones en cada partido. En la Grada d'Animació, en cambio, solo entran socios de los cuatro grupos, que rechazan explícitamente la violencia en el fútbol. Todos sus integrantes, además, son controlados por los Mossos d'Esquadra y no tienen antecedentes penales. Para darse de alta tuvieron que presentar su carnet de identidad y someterse a pruebas biométricas.
Laporta siempre ha sido un presidente con buena oratoria, muy próximo a los aficionados. Con las peñas, en cambio, nunca ha estado cómodo, y siempre ha recelado de la Grada d'Animació, creada en 2016 bajo la presidencia de Josep Maria Bartomeu.
Los grupos de animación, mientras, lamentan que Laporta haya priorizado la venta de entradas a turistas o aficionados esporádicos durante toda la temporada. También han criticado que el club no hay fletado ningún avión en los desplazamientos del Barça en la Champions y, por supuesto, que haya limitado los asientos destinados a Almogàvers, Nostra Ensenya, Front 532 y Supporters Barça en el Lluís Companys.