Leo Messi lanzó el anzuelo tras la gala del Balón de Oro. El astro argentino declaró sus intenciones de volver al FC Barcelona. "Me gustaría colaborar de alguna manera, aunque ser entrenador no es una opción", dijo la leyenda del Barça una vez concluida la ceremonia. El delantero del Inter Miami se refiere a los despachos, aquella parcela en la que se sentiría más útil. Por méritos propios, el eterno 10 azulgrana se ha ganado el derecho a ser el Juan Carlos Navarro de la sección de fútbol.
La Bomba Navarro señala el camino de aquellos genios que han engrandecido la historia de la entidad y prosiguen ligados al club como integrantes de su estructura deportiva. El exescolta y el ganador de su octavo Balón de Oro marcaban diferencias dentro de los terrenos de juego. El Palau Blaugrana y el Camp Nou.
Curiosamente, ninguno de los dos sobresalía físicamente, más bien lo contrario. Navarro con sus 1,93 metros de altura y una muñeca prodigiosa se las ingeniaba de escolta y con su medio camino al mate que le valió el apodo de Bomba Navarro. Leo, de 1,70 metros, explotaba su centro de gravedad más bajo con una agilidad prodigiosa. Por no hablar de su visión de juego, velocidad, golpeo de balón y decenas de cualidades técnicas.
Hablaban dentro de la cancha
Dentro del vestuario se erigieron en capitanes y líderes de sus respectivos vestuarios. Sin embargo, parcos en palabras, nunca se desenvolvieron como grandes oradores en público. Esas funciones de portavoces corresponden a figuras más extrovertidas como los entrenadores actuales en las secciones de fútbol y baloncesto, Roger Grimau y Xavi Hernández.
Escasas son las entrevistas protocolarias que ha concedido Leo a los medios más allá de charlas distendidas como su entrevista con el streamer Migue Granados. Precisamente, en dicha entrevista manifestó sus intenciones: "Me gusta el hecho de ser director deportivo, pero no sé dónde voy a arrancar". En el caso de Navarro, su cargo en Can Barça lo obligó a salir a apagar el incendio de la rescisión unilateral de Nikola Mirotic.
Mitos del Barça
En agosto de 2018, después de 10 temporadas consecutivas en el Barça de basket, Juan Carlos Navarro anunció su retirada. Un año más tarde, la directiva que presidía Josep Maria Bartomeu lo reclutó de secretario técnico en la sección de baloncesto.
Media vida de azulgrana, desde los 12 años. A los 19, en 1997, debutó con el primer equipo, donde permaneció otros 10 años en una primera etapa hasta dar el salto fugaz a la NBA en 2007. Un curso más tarde volvería al nido para no marcharse jamás. 20 años de servicio como jugador y un palmarés envidiable merecen otra vida entera ligado a la entidad: 8 Ligas ACB, 7 Copas del Rey, 2 Euroligas, 5 Supercopas.
Salvando las distancias, Navarro es uno de los mejores jugadores en la historia de la sección, y del baloncesto español. Pero Messi es el mejor futbolista de la historia. 17 temporadas en el primer equipo desde 2004 hasta 2021 y 672 goles --821 sumando la selección argentina y el PSG--. Un 14 de diciembre del 2000 fichó por el club azulgrana y empezó un camino imparable hacia el estrellato. Cosechó 35 títulos como culé: 10 Ligas, 7 Copas del Rey, 8 Supercopas de España, 4 Champions Leagues, 3 Supercopas de Europa y 3 Mundiales de Clubs.
Misión de Laporta
Messi se ha ganado tanto como Navarro el derecho a regresar a la Ciutat Esportiva Joan Gamper una vez retirado. Y Joan Laporta todavía no ha enmendado aquella promesa fallida de una renovación en 2021 que jamás llegó debido a la situación económica crítica de la entidad.
La pelota está en el tejado del presidente, que tendrá la oportunidad de brindarle un merecido homenaje a la pulga en el nuevo Camp Nou. Y quién sabe si antes de expirar su mandato en 2026 le podrá abrir las puertas de la dirección deportiva tras el ofrecimiento del todavía jugador. Desde luego, experiencia previa no le hará falta a Leo. Porque Jan ya ha puesto la mano en el fuego por Deco y Bojan Krkic para reforzar la estructura deportiva sin apenas trayectoria previa en sus funciones.
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