El FC Barcelona está este domingo pendiente de muchas novedades a las que adaptarse tras el traslado provisional al Estadi Lluis Companys. Los accesos al estadio, el problema con los abonados y la venta de entradas son algunos de los factores con los que ha tenido que lidiar el club en este proceso de cambio.
A escasos cinco kilómetros, un Camp Nou en descomposición aguarda un retorno que, si todo va según lo previsto, se convertirá en uno de los epicentros del panorama futbolístico mundial, donde más de 100.000 culés podrán acercarse a animar a su equipo. Mientras tanto, en Montjuic está costando más animar al aficionado azulgrana pese al gran esfuerzo de una Grada d'Animació que no deja de gritar durante todo el encuentro.
Mucho turista, poco socio
A 20 de agosto, el debut liguero del Barça como local esta campaña ante el Cadiz está marcado por un tipo de aficionado que se va diluyendo con la entrada del invierno. Miles de turistas de todo el mundo aprovechan sus vacaciones para poder ver uno de los mayores atractivos de la ciudad: el FC Barcelona.
La Grada d'Animació, cantando sus canciones habituales, no ha sido capaz de contagiar a una afición que, salvo el clásico "¡Barça, Barça, Barça!", ni entiende, ni mucho menos se sabe, los cánticos que encadenan más de cuatro palabras diferentes. Ni siquiera el viral 'Un día de partit' ha servido para que el Lluis Companys cante al unísono para animar a los de Xavi, que necesitan apoyo si quieren empezar a marcar goles. Eso sí, unos desentonados y tímidos aplausos acompañan las melodías.
Distanciados del terreno de juego
Una de las peculiaridades que tiene la nueva casa del Barça es la distancia de la grada al césped, especialmente en la zona de los goles, separada del verde por una enorme lona que ocupa el espacio de la pista de atletismo que rodea este estadio olímpico. La Grada d'Animació, que sigue en el Gol Nord, pero en una ubicación mucho más vertical que la que tenía en el Camp Nou, se encuentra más alejada de los jugadores que antes.