El crimen de Elche en el que un niño de 15 años mató a sus padres y a su hermano sigue abierto. Este mismo 14 de febrero, las víctimas son enterradas y el asesino confeso permanece en un centro de menores.
Los nuevos datos que han salido a la luz revelan que el joven mantuvo una discusión con la madre el día de los hechos. Las malas notas que trajo fue el detonante de todo, luego vino el castigo impuesto: dejarlo sin consola y obligarle a ayudar en las tareas de un huerto que tiene la familia.
Confesión
Poco después de esta bronca, el adolescente acabó con la vida de sus padres y su hermano. "Disparé dos veces a mi madre cuando estaba en la cocina. Un tiro por la espalda y luego la rematé", confiesa a la policía.
En su declaración no escatima en detalles. "Mi hermano intentó escapar, pero salí detrás de él y lo cacé antes. Esperé a mi padre cuatro o cinco horas y le disparé al llegar", afirma.
Ocultación de los cuerpos
A modo de explicación del móvil del crimen, el parricida confeso señaló que su madre, al ver las notas que había sacado y le acusó de ser "un vago, que ya estaba bien y que me iba a quitar la consola”. “Subí a mi habitación, me puse a pensar y cogí la escopeta", concluye.
Eso no fue todo. Los crímenes los cometió el pasado martes, luego dejó los cadáveres en el cobertizo del chalet y se quedó en su casa. Advirtió al colegio de que no iriía por dar positivo en Covid.
El papel de una vecina
El joven parecía tenerlo todo controlado durante tres días, pero el viernes una vecina le preguntó por sus padres, a los que hacía un tiempo que no veía. Allí, contó todo lo que sucedió.
Tras la detención y la toma de declaración a la policía, el joven fue internado en un centro de menores en régimen cerrado. Los investigadores no dan crédito a la “frialdad” con la que el presunto asesino confeso narra los hechos.