Ramon Madaula lo ha vuelto a hacer. Ha estado años sumergido en la historia de un personaje histórico, esta vez Jaume I, y ahora la lleva al teatro en forma de comedia. Un formato que, asegura, es lo único que sabe hacer. La trascendencia no le va y sostiene que la gente del teatro no debe hablar de según qué temas por mucho que se les pregunte.

Con este punto de partida parece difícil ponerse a hacer una entrevista, pero el también actor sabe que de algo puede opinar. Para empezar, de hacer teatro. Tras una larga etapa como actor, la dramaturgia se ha convertido en su nuevo hogar y, en especial la comedia. También actúa, al más puro estilo Woody Allen, pero prefiere no ser comparado con él.

De la serie al teatro 

En cualquier caso, desde este 22 de noviembre y durante 11 semanas, el dramaturgo e intérprete estará en el Teatre Goya de Barcelona para presentar Conqueridors, una obra que promete revisar, como ya hizo con Buffalo Bill, el mito de Jaume I. El reto puede ser atrevido, pero ha leído lo suficiente para abordarlo con el más absoluto rigor y mayor humor.

Todo empieza cuando un grupo de actores y gente del audiovisual se pone dispone a grabar una serie sobre el supuesto “héroe” de Cataluña --no en vano, la idea se le ocurrió mientras él rodaba otra serie histórica, Isabel--. Ante las libertades que se toma esta gente de la farándula, el mismísimo conquistador se plantará en el escenario para decirles cuatro cosas. La comedia y el enredo están garantizados. Pero también, por mucho que él quiera disimularlo, mucho conocimiento sobre lo que él habla. Por mucho que a algunos les duela escucharlo.

Ramon Madaula y el equipo de la obra 'Conqueridors' SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Primero de todo, vuelve a coger un mito para destrozarlo, ¿qué le pasa con ellos?
No es voluntario, pero a mí me pasa, y creo que no soy el único. A medida que te haces mayor y te quedan menos años de vida, el pasado te importa más. Luego, tengo mucha curiosidad por la gente que nos ha precedido, porque antes que nosotros han ocurrido cosas muy gordas. Sé que es una obviedad. A eso, le sumamos que seguimos llevando a nuestros mitos en las mochilas. Nos han marcado mucho, nos pesan mucho. Y la época medieval de la Corona de Aragón nos ha marcado mucho, hasta nuestros días. Por eso me sale esto como una necesidad. Antes de morir me doy cuenta del valor de toda la gente que nos hemos tenido antes, tanto por cosas buenas como por cosas malas. ¿De dónde venimos, de dónde venimos, de dónde venimos? ¿Por qué somos como somos?
¿Y tiene cosas buenas Jaume I?
Y tanto. Es un personaje muy poliédrico. Murió a los 67 años, que no era normal para la época y reinó 60, porque a los 6 años ya era rey. Tuvo tiempo de hacer muchas cosas, de equivocarse mucho y de otras muchas cosas. ¿Cosas buenas? Fue un tipo que se puso a favor del pueblo, contra la nobleza, que en esa época mandaba mucho. Y él defendió al pueblo frente a la nobleza. Creó la primera institución de Cataluña, no de la Corona de Aragón: el Consejo de Ciento, que fueron los cimientos de lo que luego sería la Diputación del General. O sea, las primeras instituciones catalanas y, por tanto, democráticas, porque el Consejo de Ciento era una institución democrática, de 100 consejeros a los que escuchaba y que pedían cosas. Por tanto, es un referente del parlamentarismo, como dice él. Al mismo tiempo, fue muy cruel y salvaje con todos los sarracenos. Eso es lo peor. Para él, eran bestias salvajes y conquistó incluso las islas, donde los sarracenos pacíficamente vivían desde hacía ocho siglos, para ayudar al comercio de los catalanes en el Mediterráneo, para conquistar el Mediterráneo. Los saqueó a todos, los expulsó y los mató, y a los que quedaron vivos se los vendió como esclavos. ¡Y luego conquistó hasta Murcia! Que luego Murcia se la dio a Castilla, a su yerno Alfons X el Sabio. Todo esto desposeyendo a los sarracenos de su cultura, matándolos, saqueándolos, llegaba a cortarles la cabeza y ponerla en las catapultas, y lanzarla dentro de las murallas de Valencia para que se rindieran. O sea, auténticas barbaridades.

Entrevista a Ramon Madaula SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

¿Era normal?
A ver, todos lo hacían, pero o era muy grave. Los sarracenos eran lo peor, pero estaban mucho más avanzados que los cristianos. Pero con los sarracenos fue un psicópata. Y todo en nombre de Dios, porque él se creía un salvador, tenía furia mesiánica. Como no moría, se creía que Dios le había encargado una misión: cristianizar la Península Ibérica. ¡Era un lunático! Pero a la vez tenía estas cosas muy de tierra, de organizar la política, de estar a favor del pueblo, de crear el Consejo de Ciento. Era un personaje muy poliédrico.
Usted mismo ha hablado de la mochila del pasado, en la rueda de prensa se refería a la cruz del cristianismo que usted todavía siente. ¿Todavía nos pesa?
Sí, porque el cristianismo es supremacista. Nos creemos que somos los mejores de la Tierra, que somos los buenos del planeta. Esto es lo que te decía de la mochila histórica que tenemos encima. Hemos salvado el mundo, la Tierra y somos los mejores los cristianos. ¡Creemos que es así! El presidente de los Estados Unidos sigue diciendo “Dios salve América”. ¡Pero es que yo también me lo creo! Y me tengo que esforzar para ver que no somos los buenos de la Tierra, ¡hemos hecho grandes barbaridades! También hemos hecho grandes avances, pero ¿cómo podemos ir así por la vida? Y esto nos viene de esa época, en la que al cristianismo le agarró un arrebato, pensó “el mundo es nuestro, liquidémoslo todo”. La península ibérica era de una riqueza cultural enorme entre los judíos, el islam y los cristianos, que éramos los más tontos, acabamos con los más ricos culturalmente. Por eso me da rabia que aún hoy en día se hable con orgullo de la Reconquista. ¡Si aquello nos debería abochornar! No digo que tengamos que pedir perdón a nadie, ni nada, porque han pasado ocho siglos, pero tampoco podemos estar orgullosos. Pero parece que el cristianismo nos da carta blanca para ir por el mundo dando lecciones.
Pero si se repasan los mitos y esos legados, hay acusaciones de revisionismo histórico como algo despectivo e innecesario.
Jaume I ya ha sido muy desmitificado, pero bueno, recordamos que los llamados Països Catalans fueron hechos con mucha sangre. En Ibiza, en Mallorca, en Menorca, vivían unos payeses en paz, que cuidaban las tierras que tenían sus baños, que vivían gente civilizada. En Valencia igual. Y fuimos allí, los echamos fuera, nos pusimos colonos, les impusimos el hablar catalán, todo lo que eran mezquitas las hicimos iglesias, todo lo que eran alhambras, pusimos castillos y nos plantamos allí. No fuimos a pedir permiso, entramos allí y los matamos a todos. ¡Eso son los países catalanes! Están hechos a partir de la colonización. Los países catalanes no son una cosa natural, histórica, es una cosa impuesta, e impuesta a sangre y espada. Y la gente habla de los países catalanes como una cosa buena, y quizás sí, pero hay que ver cómo se han construido. Yo no sé cómo no se hace una revisión de los países catalanes, no lo entiendo.

Ramon Madaula y el equipo de 'Conqueridors' SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Y, en la obra, ¿cómo es la convivencia entre Jaume I y los actores que interpretan su historia?
Bueno, al ver qué hacen, no los conquista pero les grita al oído, “¿qué estáis haciendo con mi vida? ¡Esto no era así!” Porque en los guiones de ficción se hacen muchas concesiones.
Así que no hemos de revisar sólo los mitos, ¿sino las series que hablan de ellos?
Si son ficción, como Juego de Tronos, es fantástico, pero si son reales, se ha de hacer un esfuerzo un poco pedagógico y no ir tanto a conquistar la audiencia por la audiencia. Ya se hace, pero a veces se va más a la trama que a ver realmente cómo eran aquella gente. Por ejemplo, aquí Jaume I habla catalán antiguo, un poco light porque si no se le entendería. Pero no se hace un esfuerzo de hacerlo, y sería muy bonito oír castellano antiguo o catalán antiguo. ¡Y ya está de vestuarios y peinados maravillosos! ¿Tú sabes cómo iban? ¿Sabes el olor que hacían, cómo tenían los dientes? Los reyes se ponían dientes de madera o estaban desdentados. Siempre explicamos la historia un poco edulcorada.
¿Le gusta hacer teatro para poder hablar de historia?
No, yo no puedo enseñar historia porque no soy historiador. Pero sí que todo lo histórico que pongo es real. Los historiadores lo sabrán todo, los que no son historiadores aprenderán alguna cosa, pero es informativa, didáctica sobre cómo era este tío, las cosas que hizo. Yo intento explicar el contexto histórico muy sintetizado.
Sí, pero puede ayudar a que la gente sienta interés por la historia.
¡Ojalá! Pero yo lo he descubierto a partir de los 50 años, hasta entonces no había leído ni un libro de historia. Y a partir de los 50 años me dije "pronto te irás y no sabes qué ha pasado aquí antes de ti". Cuando eres joven solo te ves a ti, a tu mundo y tu contemporaneidad. Pero ojalá, porque todo lo que nos está pasando, ya ha pasado antes. Y como decía aquel, la historia no se repite, pero todo lo que pasa se parece mucho. El conflicto de Cataluña con España viene de hace siglos y siglos y está bien conocerlo. Está bien que haya estas inercias naturales y atávicas de las comunidades a detectarlo. Las humanidades en general, y sobre todo la historia, son muy importantes. También me han dicho que vigile con no hablar mucho de historia, que la gente se aburre. No lo sé.

Entrevista a Ramon Madaula SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Pero no está mal que el teatro sea exigente, ¿no?
Un poco.
¿Se le exige al público o se peca de no hacerlo?
Hay mucho de querer gustar, y yo también me autoinculpo a veces. Y para gustar a veces hay que rebajar el listón, si se quiere ser mainstream. Aunque yo creo que se puede ser mainstream y a la vez dar un contenido riguroso a la vez. The Crown, por ejemplo, es súper rigurosa y mainstream. A mí me interesan mucho las cosas mainstream que me hacen aprender algo. Para mí, eso es el entretenimiento ideal. Yo es lo que pretendo, pero no sé si lo conseguiré. Es muy ambicioso esto.
¿De allí que siempre apueste por la comedia?
Yo defiendo la comedia no por no ser mainstream, sino porque es lo que me sale. Yo no podría hacer un drama. Lo estoy intentando a veces y me da vergüenza.
¿Por?
Porque para ponerte trascendente sobre algo, has de saber mucho, si no es pretencioso. Y eso a la gente de teatro nos pasa, nos ponemos trascendentes en cosas que dices... Entonces, a mí me da una vergüenza horrorosa y me sale la comedia. ¿Por qué? Porque tengo unas grandes limitaciones culturales e intelectuales, y puedo hablar de cosas con ironía. Porque no sé suficiente.
Suena a gesto honesto por su parte.
¡Y de mucha limitación!
Bueno, pero ha leído más que la media del público sobre Jaume I, por ejemplo.
Lo que yo he de saber es explicar historias y construir buenos personajes, pero no tengo por qué dar un contenido profundo sobre algo.

Noticias relacionadas