La ciencia ficción es un género que no se estila mucho en el cine español. Ha habido intentos, pero su éxito es relativo. Lo mismo sucede con los superhéroes que, al igual que pasa en los cómics, los españoles han sido retratados desde el humor, en su mayoría. Es por eso que sorprende una película como Awareness.
La cinta, estrenada directamente en Prime Video, cuenta la historia de Ian, un joven con superpoderes que se dedica a hacer robos de poco monta con su padre (Pedro Alonso). El problema se desata cuando el joven muestra públicamente sus habilidades. Allí se inicia una guerra entre bandos con poderes, cuyo líder es Óscar Jaenada. Ian no lo tendrá fácil, sobre todo cuando descubre que toda su vida ha sido una aparente mentida.
Sello catalán
La cinta, dirigida por el barcelonés Daniel Benmayor, es una apuesta de riesgo, pero que cuenta con un presupuesto notable. Como las grandes historias de superhéroes, el realizador le da un poso dramático que va más allá de la pura diversión. Estos factores fueron los que también atrajeron a Jaenada y a Alonso.
Crónica Directo mantiene una breve conversación con el catalán y el gallego para ver cómo abordaron el proyecto, qué les animó a participar y si va a haber más.
- ¿De qué hemos de ser más conscientes de los poderes que tenemos o de los poderes que nos imponen a algunos?
- Óscar Jaenada (O): Del peso del poder. Porque cuando tienes un poder, ¿qué haces con él? La película nos explica un poquito eso con una narrativa de ficción: el poder del poder.
- ¿Qué les atrajo de estos personajes y cómo los definirían?
- Pedro Alonso (P): Bueno, hay algún momento en el que uno tiene ganas de cubrir ciertas casillas y quería hacerlo con la de ciencia ficción. La paradoja, en mi caso, es que luego he tenido que hacer un viaje casi costumbrista. La vida es así. Pero me sorprendió que de repente Dani me dijese "¿Y si haces este personaje?". Yo no soy de los que quiere hacer personajes todo el rato diferente, necesito una razón. Creo que no todos los actores tienen por qué hacer todos los personajes, pero también está muy bien cuando alguien te invita a salir de una zona en la que puedes estar transitando más habitualmente y sacarte a una tesitura que no tiene nada que ver con lo tuyo. Es gratificante que te entornen nuevas puertas. Intenté darle corazón, porque la historia vuela en el género y eso tiene sus virtudes y sus peligros, como que la historia pierda carne. Además, para mí fue muy importante trabajar con un poco de humor, aunque no de una forma obvia, porque todo lo que yo iba habilitando era denso, emocionalmente complicado y eso podía ser un lastre. Tenía que modular esa intensidad emocional con cierta distancia para reírme de la gravedad de la situación, sin que fuese una frivolidad por mi parte.
- Y, Óscar, ¿diría que el suyo es un malo malísimo?
- O: Leído el guion, sacas unas conclusiones, pero me parecía interesante el modular cómo mostrábamos eso al público, en qué momento le íbamos a contar esto, en qué momento íbamos a contar lo otro, cuándo lo queríamos engañar. Eso lo hablábamos con Daniel para tener una coherencia en cómo montar el personaje. Daniel tiene una educación poco cronológica a la hora de rodar también, algo que en ciertas industrias es más difícil. Nos costó y Dani era la pauta. Me encantó esta situación, porque pocas veces te encuentras en la situación en el que el alma del producto sea el director. Pocas veces pasa que todo está dentro de la cabeza del director.
- ¿Hay también escasez de ciencia-ficción en el cine español?
- P: Para hacer acción hace falta tiempo, dinero y medios. Y lo mismo. La primera razón por la que aquí no se ha hecho ciencia ficción de corte industrial, es que faltaba ese músculo y competir podía ser complicado. Pero yo creo que eso, en los últimos siete u ocho años, está saltando por los aires. Entiendo que, en términos de preparación, no hay ningún departamento ahora mismo que no pueda competir con cualquier cinematografía de igual a igual, sin ninguna duda. Asimismo, tras muchos años de trabajar por debajo de los medios, ahora que están llegando, los anglosajones se preguntan, pero ¿cómo han hecho eso, con ese dinero y ese tiempo?
- O: Ahí se ve el talento.
- P: O sea, que estamos rompiendo muchos techos de cristal en muchos sentidos. Eso no quiere decir que, al final, hay un punto en el que da igual los medios. Pero a veces, si no hay tantos, puedes jugar con la zona del riesgo. Porque, en el fondo, cuando tienes muchos medios, tienes mucha gente pensando, que acota hasta donde te puedes arriesgar. No debemos olvidar que, al final, para crear hay que arriesgar. Y para arriesgar hay que atreverse. Atreverse cuando hay mucho dinero, es muy difícil a veces.
- ¿Cuánto han arriesgado ustedes con sus personajes?
- O: En tener un guion de ciencia ficción, porque es muy difícil de entender. Depende de muchísimas cosas. Entender el universo en el que te transforman los poderes que vas a tener, cómo se desarrollan, es tremendísimamente complicado. Por lo tanto, lo importante era la confianza que podía temer con el director y con el equipo. Mi riesgo es apostar mi confianza. Hacer ciencia ficción y aquí. Pero miraba a Daniel a los ojos y veía los fotogramas que tenía en la cabeza.
- Como bien dice, hacer ciencia-ficción en España parece que no sea un género español. ¿Por?
- P: Vivimos en una sociedad empeñada en acotar, y los prejuicios para quien los tenga.
- O: En el arte es muy difícil tener prejuicios, es absurdo.
- La promoción dice que “la realidad es una ilusión”. ¿Peligrosa como a la película?
- P: La gente habla de libertad, pero apenas somos abejas en un panal. Casi todos vivimos presos dentro de patrones muy estrechos. Caminar hacia la libertad es un ejercicio muy exigente. Caminar de verdad hacia la libertad no es ir a montar un mundo libre como a mí me gusta, es ir desmontándote.
- O: Y hacer un trabajo empático, no psicopático.
- P: Total. Y abrazar la energía de lo que te rodea, encontrar una trazada que haga que la ola no te entierre, sino que te permita surfearla. Eso es un arte.