Bruna Cusí saltó a la fama junto a Carla Simón. Ella era la protagonista de Estiu 1993. Después de ese film llegaron los reconocimientos, el teatro y una tregua. Un parón. Y no del todo voluntario.
Curiosamente, su regreso a la gran pantalla tiene ese título, Tregua(s). Y en la película de Mario Hernández interpreta a una actriz, Ara. Ella mantiene una relación de diez años con un guionista, Edu (Salva Reina). Es una relación duradera, sí, y a su vez el paréntesis de las relaciones oficiales de pareja que ambos mantienen. Claro que eso no hace la suya menos difícil.
Tregua(s)
La película plantea una realidad que viven muchas parejas. Aquellas que no queremos, aquellas que unos no entienden y que otros definen como relación abierta. La cámara mantiene una distancia prudencial de sus protagonistas, no toma partido por ninguno de los dos. Es testigo, como el espectador, de las heridas que se provocan, de las tiritas que se ponen, del amor que se procesan y las mentiras que se cuentan.
Se trata de todo un reto interpretativo por porte de ambos intérpretes. Lo reconoce la propia Cusí que, tras ese parón interpretativo de teatro y audiovisual, decidió lanzarse a la piscina con un papel que la obligaba a estar siempre en cámara.
“He aprendido a sostener el peso dramático de muchos días de rodaje. Es algo que no estoy acostumbrada, a que me brinden la oportunidad de estar actuando en todas las escenas”, señala la actriz catalana. “Cuando tienes la responsabilidad de un protagonista como este, de alguna forma lideras el proyecto y tu actitud va a perjudicar o a favorecer a un equipo entero”, subraya para hacer entender al espectador el trabajo que le ha supuesto una película tan íntima y pequeña, como cautivadora.
Tregua(s) es la confirmación del regreso de la Cusí. Tras su tregua, ha estrenado tres películas en un año, ésta, Upon entry, y El fantástico caso del Golem. Parece estar en racha, pero en este mundo, insiste, nunca se sabe.
- ¿Hacen falta muchas treguas en la vida?
- Sí. En pareja creo que es importante dar espacios. No sé qué tipo de tregua, quizás esta no se necesita. Pero sí que hay un espacio que debes darte, mantener la independencia de tu vida personal, de tus amistades, de tu familia, es importante. Y también para mí, que como actriz que vivo una profesión que está muy relacionada con mi vida, a veces se me confunde un poco la vida y la trabajo. Porque hago un trabajo que me apasiona y me gusta, es mi vocación, pero de vez en cuando también necesito treguas de eso. Treguas de ser actriz. Por ejemplo, en este último año, estoy haciendo tres películas y está siendo muy bonito, pero venía de un momento de tregua que para mí ha sido muy necesario y, de alguna forma, forzado, porque he tenido un momento de parón profesional. Pensé, ¿y ahora qué haré? ¿Hacia dónde iré?
- ¿Qué ha supuesto?
- Ha sido necesario para hacer un clic. Volverme a llenar, a enriquecerme de viajes, de gente, de personas, de vivencia, para después volver a poder cuidarlo, haciendo mi trabajo con mis personajes. A veces entras en vorágines, en bucles, dinámicas de decir que sí a todo, de trabajar mucho, y te olvidas un poco de ti mismo. Para mí son bastante necesarias las treguas, decir no a otros proyectos, porque cuando más fuerte sea en mi vida personal, más interesante será mi carrera como actriz. Eso es de las cosas que he aprendido en este tiempo. Que no es poco.
- Pero también selecciona mucho sus papeles. No siempre apuesta por lo mainstream.
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A ver, escojo lo que me llega, también te lo digo. Pero es verdad que lo que me llega suele tener bastante mi perfil. No sé, igual por mi físico hay ciertos proyectos para los que no piensan en mí o no me los proponen directamente. Es como que parece que me han etiquetado como actriz indie low cost. En cualquier caso, lo que me llega es bastante selectivo, proyectos para los que la gente piensa que puedo encajar. Eso ya es o un limitante o una virtud. Porque lo que me llega igual es más a cuenta gotas, pero es interesante y tiene calidad. También es verdad que he dicho que no, pero a pocas cosas, y se ha de decir también. A veces una necesita comer y llegar a fin de mes. Al final esto es un trabajo y estoy intentando también rebajar expectativas con eso. Pero soy una actriz consecuente conmigo misma y, si me meto en un proyecto que realmente no me lo creo, puedo llegarlo a pasar muy mal. Y es a esos a los pocos que he dicho que no, porque creo que a nivel de salud mental no me puede ayudar y lo puedo pasar mal. Por eso he decidido no hacerlos.
- Además, esos papeles en los que una no cree luego se han de defender
- Exacto y necesito sentirme bien rodeada. Y con el tiempo he entendido que me gusta estar rodeada de un entorno de trabajo donde se trabaje desde la alegría y la felicidad, donde haya presión y exigencia, pero desde un lugar artístico, no desde un mal lugar. Sentirme cuidada por el entorno si el personaje es muy dramático, por ejemplo.
- ¿Qué tienen esta(s) Tregua(s) que la hicieron salir de la suya personal?
- Me llegó por sorpresa. Tuve que decidir rápido si quería hacerlo o no. Y lo que me ayudó a decidirme fue el hecho de que estuviera Salva. Porque es una película pequeña, sencilla, pero tiene la dificultad o el riesgo de actuar con un solo actor y que sea un ping-pong actoral. Esto es lo que a mí me animó. Podía salir bien o mal, pero en todo caso sabía que sería interesante.
- ¿Qué es lo que se va a encontrar en el teclado?
- Se va a encontrar con una historia de una pareja de amantes que, desde hace 10 años, se van reencontrando. Una historia de amor, pero no de pareja, sino de dos personas que en realidad tienen dos vidas en paralelo, distintas. En cualquier caso, es una película muy conversacional, muy de estar por casa, muy de hablar de temas que nos preocupan a todos, del amor y la vida y las crisis de ciertas edades. Creo que se va a disfrutar, porque hay un poco de conflicto y drama.
- ¿Cómo fue meterse en el personaje?
- Bien, teníamos en común que ambas somos actrices, pero me costó un poco al principio. Tuve que quitarme bastantes prejuicios con el personaje. Había cosas en su comportamiento que no entendía. Las tuve que hablar mucho con Mario, con el director. Tuve que no juzgarla y abrazarla con todos sus defectos. También quise darle credibilidad y acercarlo más a un punto de vista más femenino de este tipo de historias.
- En cualquier caso, habla de una relación no convencional. ¿Puede causar debate?
- En este momento, tenemos, por un lado, relaciones muy líquidas, especialmente con las redes sociales, el Tinder y tal, con lo que es difícil encontrar relaciones profundas con un compromiso real. Por el otro, estamos en una etapa en la que se plantea el poliamor y las relaciones abiertas que va más allá del dilema moral de ser infiel de toda la vida. En todo caso, la película no da respuestas a eso, sino que abre preguntas y plantea si lo que hemos hecho hasta ahora no acaba de funcionar del todo. Es un cambio muy fuerte, pero es algo que va a llegar con mucho tiempo y equilibrar todo un poco. Porque a veces el poliamor blanquea la infidelidad.
- ¿Qué papel juega ahí, a la hora de cambiar estas ideas preconcebidas del amor?
- Al final, el cine es un reflejo de la realidad. Es verdad que igual hay que arriesgar un poco más todavía con todos estos parámetros, porque esta película tiene casi un aire clásico, pero sí que abre un poco la ventana, es decir, plantea una problemática: qué es la infidelidad en la pareja. Y cómo esta infidelidad o estos amores en paralelo se pueden gestionar. Pueden ser amorales, por una parte, pero, por otra parte, pueden ser éticos para la persona. Y mi personaje dice: yo necesito vivir esto porque estoy enamorada de dos personas a la vez y, hasta que no sepa qué es lo que necesito, puede que esté así durante 10 años. Estas son problemáticas que tenemos todos en las parejas y que por eso se ha abierto el poliamor u otras formas que todavía no están resultas socialmente, porque de hecho son un polidrama, pero que están allí, ¿no? Y esta película lo plantea de alguna manera, pero sin dar una respuesta, sólo la problemática.