Ver a Emma Suárez en pantalla grande siempre es una buena noticia. Ahora lo hace en la piel de Cecilia, una actriz de gran éxito en los 80 que ve cómo su hija Nora (Aura Garrido) despega en el mundo de la interpretación mientras a ella nadie la llama.
La relación madre-hija es más que tensa. Una no comprende a la otra y, como bien dicen sus intérpretes, es así porque apenas se conocen. Por eso se juzgan con mucha vehemencia y crueldad. La joven está llena de reproches hacia su madre que no puede pagar el alquiler ni mudarse del barrio en el que siempre ha vivido. Y a eso se le suma su incomprensión por la relación sentimental que Cecilia mantiene con Pedro, un actor gay de su misma generación.
Actuación
Por si el personaje de Suárez no tuviera suficiente con tener que abandonar su casa y los reproches de su hija, ve cómo su propia madre la juzga y sus compañeros de profesión no cuentan con ella. Una losa que viven los actores y actrices también en la vida real.
Crónica Directo pudo tener un breve encuentro con Garrido, Suárez y Clavijo en el marco del festival de Málaga para charlar acerca de esta película y los problemas de su profesión.
--Pregunta: Vamos a empezar por abordar sus personajes, todos ellos llenos de aristas. ¿Podrían definirlos y comentar qué les atrajo?
Emma Suárez (E): Pues a mí me gustan mucho, precisamente los personajes de la historia. Porque siempre decidir hacer una película es una apuesta de la que nunca se sabe qué va a salir de ahí. El guión es la materia y la base con la que uno trabaja. Al leerlo me gustó mucho esta historia que habla de actores, de actrices, del mundo de la interpretación, de soledades, de miedos, de fracasos, de triunfos. Chejov aparece por ahí navegando también y el personaje que me ofrecían, el de Cecilia, me pareció muy delicioso.
Aura Garrido (A): Los personajes, el guión, todo el metalenguaje con Chejov me interesó muchísimo. Y luego, claro, me apetecía mucho todo el equipo que había detrás, trabajar con Daniela con Elvira, volver a trabajar con Víctor, con Pedro Mari y me apetecía muchísimo trabajar con Emma porque es una actriz a la que admiro muchísimo. Esto para mí era como una de las razones más de peso para decir que sí.
Víctor Clavijo (V): Pues lo que más me gustó fue efectivamente el guión. Me parece un homenaje tan bonito al mundo de los actores. Incluye casi todas las tipologías de actores que hay, desde el actor que está en un momento cumbre de su carrera o de éxito y lo vive con naturalidad, el que, como yo, lo vive con cierta ansiedad, con cierto miedo, con cierta preocupación; el actor que está un poco ya en retirada… Cumple casi todas las posibilidades de éxito, fracaso o de cómo vivir esta profesión. Me encantaba también este homenaje a Chejov y luego el personaje me gustó mucho y, aunque se parecía demasiado a mí, me costó un poco despegarlo de mí, porque tocaba al piano, hacía fotografías y, encima, en la primera versión se llamaba Víctor. Así que dije, bueno, vale, voy a hacer de mí (bromea).
A: Pero tú eres mucho más majo.
--Eso, iba a decir, porque lo define muy afín, pero el personaje es bastante un fantasma.
V: Cierto. En realidad, me gusta mucho la creación del personaje clásico de comedia romántica y su relación con Aura. Era un homenaje a las comedias clásicas, de Katherine Hepburn y de Spencer Tracy. Tiene como ese sabor. Además, es la tercera vez que trabajamos con Aura y me recordaba a la relación que teníamos en la primera ficción que hicimos juntos, y me hacía mucha gracia.
E: Un poco como Historias de Philadelphia. Es que es una historia en la que hay muchos personajes y a todos les pasa algo. Hay muchas historias que se cruzan entre unos y otros. Y a mí lo que me gusta es que todos los personajes están muy definidos en la peli. Que la trama de cada personaje se cuenta, no se queda en el aire. Todas se cierran.
--Y además también hay muchas temáticas. Una de ellas es la relación madre-hija que está cargada de tensión.
-- A: Para mí, í la cuestión es conocer a la persona que es tu madre. Ese es el viaje de Nora y es lo que más me gusta de esa relación. Muchas veces concebimos nuestros mayores, a nuestra madre, a nuestra abuela en términos muy estáticos. Y, de repente, suceden una serie de cosas en la vida de estos personajes. que Nora de repente se planta delante de su madre y se acuerda de que es alguien absolutamente desconocido para ella como persona.
--Usted, como el personaje de la madre de Aura, ¿cómo lo ve?
E: Es una relación en la que ambas no se han dado su tiempo. Las circunstancias tampoco lo han permitido. Quizás ahora es el momento en que se van a empezar a mirar, porque hasta ahora hay muchos elementos que lo único que han provocado es mucho conflicto y distancia. Ahora Nora ya es más adulta y madura y puede enfrentar una verdad que su madre, para protegerla, le ha ocultado o que ella no ha tenido la valentía de contarle lo que le sucedida. Lo bonito es que esto sucede ahora. Pero eso pasa mucho entre padres e hijos, que a veces son completamente desconocidos. Se comparte la nevera y poco más.
--Otro de los aspectos generacionales que se abordan es el de las actrices. ‘Alguien que cuide mi’ es una película que retrata también el mundo de la interpretación. En este caso, la situación de actrices de una época que se quedan en el olvido y otras más jóvenes que lo dan todo por hecho y por sabido. ¿Sucede eso…
V: Antes de que acabes la pregunta, sí (todas afirman). Esta es una profesión y una industria muy jodida y muy ingrata. Yo lo sufro y lo veo en todas las actrices que llevan toda la vida trabajando y que han hecho cosas fantásticas y la industria se olvida de ellos y de ellas.
E: Es injusta. Es que este es un oficio en el que nunca sabes lo que va a pasar. Un día te va bien, depende de la película que has hecho y la repercusión que tenga, y lo mejor al año siguiente no te ofrecen nada de trabajo y aparentemente parece que estás navegando en la gloria. Es muy inseguro, muy inestable. No hay nada que determine que vas a tener una estabilidad y una seguridad.
--¿Cómo se vive con esa inestabilidad? ¿En esos momentos de parón piensan “hace falta que alguien cuida de mí”?
V: Por supuesto.
E: Son momentos que se viven con miedo, con la sospecha e incertidumbre de cómo vas a salir de esta, cómo vas a seguir con tu vida. Y esto nos pasa a los actores y a las actrices, pero yo creo que nos pasa a muchas personas en general en esta sociedad que vivimos. Es verdad que en nuestro trabajo esto es una constante, que no es lo mismo que si eres un ingeniero, un médico o un funcionario que sabes que tienes tu sueldo a fin de mes. Nosotros a lo mejor trabajamos en una película, cobras ese rodaje y a lo mejor no vuelves a trabajar hasta el cabo de un año, ¿sabes? Y hay que pagar muchos impuestos (sonríe de forma socarrona).
V: Añadir también que la mayoría de los actores y las actrices lo somos por vocación. Nosotros ponemos nuestra autoestima, nuestro sentimiento de felicidad en función de nuestro trabajo. Entonces, cuando falta el trabajo es muy difícil que eso no te afecte en la esfera personal y a tu sentimiento de autoestima, de valía. Es muy complicado.
E: Y luego hay otra cosa que es lo que te hace seguir. En los momentos en que peor estás, tú también te das cuenta de que quieres seguir haciendo lo que haces y quieres seguir dedicándote a esto. Es como una prueba de fuego, porque tienes como la oportunidad de decir, “bueno, está claro que nadie me llama. Igual es que no sirvo para esto y es mejor que me dedique a otra cosa”. Pero es casi un acto de fe mantenerse y continuar.