François Ozon ha vuelto a la comedia. Lo hace con Mi crimen, la película protagonizada por Nadia Tereszkiewicz, Rebecca Marder con la que inauguraron el BCN Film Fest y que este 5 de mayo ha llegado a todos los cines.

El realizador está encantado con este juego de mentiras en el que se cuentan muchas verdades. No sólo dentro de la ficción, sino en la realidad. Las ganas de conseguir la fama, la situación de abusos que sufren las actrices, el sistema judicial corrupto… Todo tiene cabida dentro de una comedia ambientada en los años 30-40 y que no puede ser más actual.

La decisión de hacer una película de época y cargada de humor fue tomada a conciencia. “Yo quería hacer una comedia y porque, tal vez, si esta historia hoy se ubicara en el contexto actual no sería una comedia, sino un drama”, reconoce.

No es la primera vez que el realizador galo acude a este género, ya lo hizo en 8 mujeres, cinta con la que trabajó por primera vez con Isabelle Huppert, actriz con la que repite 21 años después y a la que encuentra una gran vis cómica. “Es una actriz que me gusta mucho”, confiesa.

La Huppert

El francés recuerda que cuando hizo 8 mujeres “fue bastante sorprendente porque nunca la había visto en una comedia. Ella era la imagen de la actriz intelectual, muy fría, con esa lágrima que le cae y yo le pedí que se convierta en Louis de Funès”. El resultado no pudo ser mejor.

“Fue muy sorprendente para los franceses”, reconoce sin modestia. Y es que, como bien dicen, “sabemos que Isabelle Huppert es excelente en el drama, pero creo que es más interesante verla en la comedia porque es más sorprendente, de alguna manera aporta algo muy diferente”.

François Ozon, Fabrice Luchini e Isabelle Huppert en el rodaje de 'Mi crimen' / CARAMEL FILMS

Convencerla no fue del todo fácil. A pesar de su sí inicial, tuvo ciertos reparos, porque “el papel es pequeño, aparece tarde en la historia”, se quejaba ella. “Yo le dije, no te preocupes, cuanto llegues, solo se te verá a ti y a nadie más. Y ahora ella está contenta”, asevera.

La Huppert hace de una actriz de cine mudo “que estuvo moda en el cine mudo y que quiere hacer un regreso a lo grande”, define su director. Algo bastante irónico, ya que “Huppert es realmente la mayor actriz de Francia y que acepte un papel así…”, bromea. Todo es porque “tiene mucho sentido del humor, juega con su imagen”, concluye.

Del drama a la comedia

Ozon no deja de defender su crimen. Por mucho que algunos consideren menor su cinta, es consciente de que habla de temas muy serios. “En una comedia puedes tocar muchas cosas y conseguir más”, señala. Eso y que también tenía ganas de relajarse un poco. “Hace unos años, traté la pedofilia en la iglesia, en Gracias a Dios, que es algo actual. Así que ahora quería ser más ligero, quería volver a la comedia, sobre todo después del confinamiento y después del periodo lúgubre que vivimos, entre la pandemia, la guerra, todos los problemas socioeconómicos que ocurren en el mundo”.

Precisamente, la decisión de hacer una nueva versión de esta obra de teatro de 1934 de Georges Berr y Louis Verneuil, le vino en pleno confinamiento. “No había nada que hacer, así que miraba muchas películas antiguas. Me enviaron el film americano de los años 30, adaptado esta comedia de boulevard”, indica. No es que le encantara, pero le interesó “la historia de esta falsa culpable, de esta mujer que se acusa y a partir de eso hacer una adaptación”.

Nadia Tereskiewicz, François Ozon, y Rebecca Marder / GALA ESPÍN

¿De qué va la historia? Podríamos definirla como una comedia de enredo. Madeleine y Pauline son una actriz y una abogada que conviven juntas y, debido a la precariedad laboral de la primera, tienen una deuda de varios meses con el propietario que les arrenda la casa. Todo parece complicarse cuando la primera regresa muy mosqueada de una reunión con banquero que le prometió un papel en una película a cambio de poder sobrepasarse con ella.

A uno le gustaría decir que todo es fruto de la ficción. La realidad, lamentablemente,se parece mucho a lo que vive la protagonista. Una realidad que con el Me Too ha empezado a salir a la luz. “Las cosas están cambiando, las mentalidades cambian, así que eso es muy positivo”, aplaude Ozon. “Hay muchas mujeres que no han dicho nada durante mucho tiempo, y ahora se atreven a hablar porque saben que hay una solidaridad para con ellas y que las personas son conscientes de que hay abusos de algunos productores o realizadores”, prosigue.

Trama

Pese a todo, al tratarse de una comedia, y a pesar de una defensa judicial que aparece a lo largo del film, la historia va por otros derroteros, con el masaje ya lanzado. Poco antes de que las echen de su casa, un investigador judicial llama a su puerta. El banquero ha muerto.

Madeleine y Pauline ven allí una oportunidad para alcanzar la fama y poder dar el salto definitivo en sus respectivas carreras. Allí entra un juego de engaños, torpezas por parte de la justicia y disparates increíbles que consiguen arrancar una enorme carcajada en el público, mientras Ozon no deja títere con cabeza. Todo desde el más absoluto artificio. Toda la estética del film recrea los años 30-40. Sobre todo, las películas policiales estadounidenses de la época. Las actuaciones también recuerdan a las de esa época. El artificio está a la vista, pero los golpes de realidad duelen igual. Toda una estrategia hecha a propósito.

Poster de 'Mi crimen'

“Había que asumir desde un principio que la película se basaba en la teatralidad, Es decir, que la realidad se volvía sueño; el sueño, imaginación… Todo se mezcla. Es un film que mezcla la ficción, la mentira, la verdad. Entonces, como es el tema del film, también es el tema de la presentación de la cinta. La puesta en escena sigue este artificio”, detalla. Es a través de él que surge la verdad.

Para Ozon hay una escena crucial que lo deja claro. “Cuando el personaje de Madeleine en el juicio dice el texto que Pauline le ha escrito” para su defensa, “ella siente lo que dice, siente una verdadera emoción. Así como el espectador”, apunta. “Ese es el momento clave de la película, una escena central. La mentira y la verdad se unen”, sentencia. “Eso es lo que es bonito”.

Actrices

Así, Ozon, no sólo hace una película de denuncia a la vez que una comedia de enredos, sino que convierte Mi crimen, en todo un alegato en defensa del poder de la ficción. Aunque para él, en realidad, “el tema real del filme son las actrices”.

“¿Qué es ser una actriz? ¿Cuándo una actriz dice la verdad? Lo hermoso de ser actores es que no dicen lo que piensan, sino lo que han escrito para ellos. Tienen un texto a leer, pero no son sus palabras, aunque lo expresan como algo suyo. Y el espectador sale tocado, nos emocionados, sentimos emociones”, lanza como gran alegato del trabajo de las profesionales de la interpretación.

François Ozon / GALA ESPÍN

Y es que el francés es un fiel defensor del poder del cine. Y de la ficción. “A mí gusta decir que el mentir no impide la verdad y no impide identificarse. Cuando vamos al cine, sabemos bien que lo que vemos es una puesta en escena y no es la verdad, pero sin embargo queremos creerlo, te identificas con lo que ves”.

Por eso, por mucho que las ganas de hacer esta película hayan surgido de su necesidad de hacer comedia y que afirme que el tema central es de las actrices, se confiesa. “Eso me interesaba: la necesidad de ficción, la necesidad de mentir que hay en cada uno de nosotros. La necesidad de aceptar también la mentira”. Y una mentira tan bien hecha como Mi crimen, en el que abre debates actuales al espectador se convierte en una joya.