Hugo Silva y el fútbol
El actor protagoniza 'Pollos sin cabeza', la última creación del hijo de un experto en el tema, Jorge Valdano Sáenz
7 mayo, 2023 00:00Hugo Silva se ha metido en una serie sobre fútbol sin tener mucha idea al respecto. No lo decimos nosotros, lo afirma él. “No soy futbolero. A ver, vivo en este país y todos los que vivimos en este país sabemos algo de fútbol, aunque sea de oídas, pero nada más”, revela a Crónica Directo. Aun así, ya lo tienen allí, en Pollos sin cabeza, la última serie original de HBO Max España.
El proyecto, en cambio, atrajo mucho al actor. “La primera lectura me encantó, me enamoré del personaje, de todos sus defectos, de todas sus adicciones, y me encantó que estuviera metido en un mundo tan hostil como el que hay detrás del fútbol o el que se dibuja en la serie que hay detrás del fútbol”. Claro que tampoco fue muy difícil, el personaje estaba hecho a su medida.
“Es un personaje que he tenido la suerte de que han escrito pensando en cómo lo haría yo y en la energía que yo le podía dar”, revela. “Eso solamente me ha pasado dos veces en mi carrera”, confiesa, algo que facilita las cosas: “Con eso ya ganas mucho, porque lo leía y lo entendía, lo veía perfectamente, sabía por dónde había que pasar y todo”, detalla.
Pese a todo, meterse en la piel de Beto, un representante de futbolistas, no le ha resultado tan fácil como le parecía: “Ha sido mucho trabajo, porque estoy en casi todas las secuencias de la serie, porque es mi personaje el que te lleva de viaje y eso conlleva mucho curro”. Lo que le compensa es que se lo ha “pasado muy bien”.
El personaje en la serie, no tanto. Se trata de un exfutbolista que, por problemas en su pasado, dejó el terreno de juego y se pasó al otro lado, a mirar por los intereses de los deportistas que lo dan todo en el campo. El único problema es que tiene buen corazón.
Beto cuida a sus representados como pocos lo hacen y se lleva una patada tras otra. Cuando no es por parte de los jugadores, lo es de otros representantes. En la serie, su enemigo a batir es Martinelli, interpretado por Miguel Ángel Solá, que no sólo le arrebata jugadores, sino que mete en problemas a los de Beto y, en consecuencia, a él.
Betos y Martinelli
Silva prefiere no meterse en camisas de once varas cuando le preguntan si hay muchos de esos en el mundo de la interpretación. “Puede haber ciertos momentos de fama, y la fama te puede llegar a distorsionar un poco la realidad o que los demás vean en ti éxito, cierto poder mediático, pero sinceramente, creo, hasta donde yo sé, que no se puede comparar con el del fútbol”, asevera.
Su justificación es la siguiente, “a nivel mediático, económico y la responsabilidad con otras grandes empresas que tienen los futbolistas con tan poca edad” no es comparable con la de un actor. En todo caso, mantiene que cuando la fama llega "hace falta mucha fortaleza mental y mucha gente que te asesore”. Claro que uno puede tener a un Beto que se comprometa con la persona y vele por su día a día y otra cosa muy distinta es que te toque un Martinelli que sólo se acerque en los momentos de éxito. Aunque, obviamente el actor, de eso, no habla.
Fama
“A ver, es una comedia, todo es muy loco, hay muchos giros. Yo espero que la gente no deje tirada a la gente cuando hay tanto caos”, indica. Aunque sí mantiene algo en firme: “La fama repentina es la peor, sobre todo de gestionar. Es efervescente, te pones de moda de la noche a la mañana, de repente sales a la calle y la gente se te echa encima. Es muy fácil que se te vaya a la olla, porque todo el mundo te está dando una imagen muy distorsionada de ti mismo, y es complicado de gestionar. La fama cuando ya llevas un tiempo y un recorrido es muy fácil, tú ya te has reconciliado contigo mismo, con tu figura… La gente ya te ve como un familiar, la cosa cambia totalmente”.
Pero si Silva no se mete en polémicas, la serie retrata de una manera clara y directa un mundo en el que sí: la juventud y la poca cabeza es algo que se da en el fútbol. Óscar Casas es Willy, un jugador que sueña con triunfar en el Madrid, pero al que le pierden las mujeres y los “bugas”, tanto que cuando viene Martinelli con cantos de sirena deja tirado a Beto. Diogo Sales es Nardinho, un astro brasileño del balón que vive rodeado de lujos, mujeres y drogas, pero que no asume ni hace pública su homosexualidad.
Este es el único tema en el que Silva se moja más. “Al margen de cualquier opinión, la homosexualidad en el fútbol es un tabú. Porque es imposible que de todos los futbolistas que hay, ninguno lo sea. Por estadística. Es un tabú. Y yo creo que a estas alturas de la película es un tema que debería abrirse y normalizarse”, zanja.
Más allá de eso, el actor borda un papel hecho a su medida, como bien menciona, y crea un retrato que puede asemejarse al de la realidad. No lo dice él, lo dice uno de sus creadores, que sabe de lo que habla, Jorge Valdano Sáenz.
Sí, el hijo del mismísimo Jorge Valdano es uno de los creadores de este universo de Pollos sin cabeza y que ha vivido de cerca lo que es. Su descripción de la serie no puede ser más reveladora, “un reconocible mundo de locos”.
El guionista dice que no ha creado “una serie sobre el juego en sí, sino sobre el mundo que lo rodea”, reconoce que este es “un mundo de jóvenes futbolistas que se vuelven ricos y famosos de la noche a la mañana con poca idea de cómo manejarlo, y de caraduras que intentan vivir de ellos. Un mundo lleno de tiburones, hienas y pollos sin cabeza”. Obviamente, Silva intenta comprender a los personajes, “cualquiera que esté expuesto a lo mediático puede en un momento dado pasar por esa fase”. ¿Será?