Andrés Suárez: "Antes hablaba Serrat y uno se callaba la puta boca"
El cantautor presenta el disco más optimista de su carrera, 'Viaje de vida y vuelta', tras unos años complicados
12 marzo, 2023 00:00El cantautor Andrés Suárez celebra la vida tras la pandemia del coronavirus en su último disco, Viaje de Vida y Vuelta, un trabajo en el que presenta una aproximación al humor, amor, jocosidad y optimismo. En su noveno álbum de estudio, el compositor muestra su cara más dinámica y viva, no solo a través de la letra de las diez canciones, sino también con un sonido más animado y alejado del tono triste que solía mostrar.
El artista presenta este cambio musical en una entrevista con Crónica Directo. "La gente por fin le ha quitado el estigma a la palabra de cantautor de tipo triste y aburrido, y ven que puede hacer gracia en un escenario y puede hacer que salten", expresa Suárez. "La heroína o héroe de este siglo es una madre que no llega a fin de mes, pero va riéndose a colegio con sus hijos", manifiesta el cantante.
--Presenta su disco, 'Viaje de vida y vuelta'. ¿Cómo ha sido el recibimiento?
--Muy brutal por ser un disco cargado de vida y optimista. Por suerte eliminé más de 30 canciones. Como hijo de sanitaria, como persona que ha perdido a gente y que ha formado parte del desastre de marzo de 2020, hice un disco con el mismo paisaje. Hablaba de adiós, muerte, despedida, pasillos de hospital… Salí del Covid y lo borré todo. Y feliz. Incluso como consumidor, no soporto el derrotismo y el victimismo. Los sanitarios no lo hicieron. Mi madre trabajaba 72 horas sin dormir, con la misma mascarilla y el mismo EPI, y me mandaba memes para que me riera. ¿Quién coño soy yo para hacer un disco derrotista?
--¿Empieza totalmente de cero o mantiene algo de alguna canción?
--Hay mitad de una canción, que se llama Pienso en ti, que es la única que habla un poco de dar las gracias a los sanitarios y de la persona que más me ayudó en Madrid cuando yo no tenía pasta y estaba tocando en el metro, que fue Luís Eduardo Aute. Lo que hice fue empezar a hacer el disco que me apetecería escuchar. El primer tema habla de una persona que tiene Parkinson que vino a un concierto; la conocí, me contó su historia y le hice una canción. Aquella primera versión era una canción donde le contaba que la vida es una mierda y que todo era horrible. No sé si una persona con tres hijos y Parkinson, esa juventud y belleza, necesita que yo le cuente que la vida es una mierda o es mejor que le haga un reggae para bailar, que es lo que acabé haciendo.
--¿Cómo se sentía?
--En diciembre de 2020 me cambió un poco la vida. Antes era todo negro y tristeza… Hemos perdido trabajo, familiares, dinero, salud, lo hemos perdido todo. La heroína o héroe de este siglo es una madre que no llega a fin de mes, pero va riéndose a colegio con sus hijos. Pocas gracias os hemos dado a los que nos contabais y nos seguís contando la realidad que tanto defrauda a todos.
--Haciendo referencia al título de su disco, ¿cuál ha sido su viaje de vuelta?
--Esa vuelta, de algún modo, tiene que ser a ratos forzada, también hay que obligarse. Si yo hago un concierto en el Palau de la Música con ganas de acabar, se va a notar. Pero es que tengo ganas de estar vivo. Personal y profesionalmente estoy de puta madre y eso se nota. Llevo 22 años haciendo discos y canciones, hay discos que son resacosos, otros nocturnos, melancólicos... Este igual es el primero en el que estoy tan bien. Y es una felicidad de verdad, además, eso mola mucho.
--¿Cómo ve a la sociedad?
--Creo, y es lógico, que estamos todos un poquito nerviosos y crispados de más. Aquello que decíamos de que iríamos más despacio, aprenderíamos y seríamos mejores es mentira. Vamos al triple de velocidad. Los que eran grandes personas lo siguen siendo y otros a lo mejor siguen siendo igual de egoístas. Walt Disney al final resultó que no existía ni existirá.
--Toda esta felicidad se refleja también con el sonido más animado de su disco.
--Yo tuve el privilegio y la suerte de en estos años pasados hacer 88 conciertos de lo que llamábamos cultura segura, que es una locura y una fortuna. Pero claro, eran conciertos de guitarra y voz, con mascarillas y distancia de seguridad. Ahora quiero ir a ver a mis amigos y mi banda con la que llevo 14 años, pegarme una gira con ellos saltando y que el público se ponga de pie. Quiero estar arriba todo el rato, es como estoy personalmente. Hay que evolucionar, hacer nueve discos iguales sería horrible. Hay gente que no le va a gustar mi disco, lo tengo clarísimo, porque vienen de Libertad 8 y quieren que yo esté con ojeras, con resaca y tristeza, pero en este momento me apetece mucho experimentar y probar. Ojo, sin pasarse de frenada, no estoy presentando un reguetón ni me he teñido el pelo rosa. Evoluciona hasta donde puedas llegar siendo tú. Y en el disco soy yo todo el momento.
--¿No le daba miedo perder a parte de su público?
--Ya no, antes sí. No me arrepiento de nada ni me avergüenzo de nada de mi pasado. Empecé con 17 años a grabar discos, tenía poco sueño, pocas ganas de dormir, mucha sed y muchas ganas de vivir. De lo único de lo que, entre comillas, me arrepiento, es de aquel ánimo de agradar con el que vivía y me impedía dormir bien por las noches. Yo no le puedo caer bien a mi ex y a mi novia. Es imposible. Yo no le puedo caer bien a todo el mundo, a la extrema izquierda, a la no extrema izquierda, a la nacionalista, a la no nacionalista, a la verde, a la azul, a la amarilla… Tengo una manera de pensar. Eso sí, desde el respeto, que es lo que perdimos desde marzo del 2020. Sobre todo perdimos el silencio, que es peligroso. Antes entrábamos en una biblioteca callados, a aprender, y ahora no está nadie callado. Antes hablaban los maestros, hablaba Serrat, y uno se callaba la puta boca. Así que cállate, escucha y aprende. Y ahora hablamos todo el rato, es acojonante.
--‘Nuestra generación’ es una de las canciones más reivindicativas que ha publicado nunca.
--Lo que dice es que puedes ser de izquierdas o de derechas y escucharme, pero yo ya no me voy a callar cuando matan a golpes a un homosexual en la calle en el año 2022 en España. Cuando incendian nuestros bosques voluntariamente cada verano y no hacemos nada. Cuando hay un cambio climático evidente y no hacemos nada. Yo voy a pronunciarme sobre esto.
--¿Suelta todo lo que tenía dentro en ese tema?
--Me quedo a gusto y creo que lo hago desde el respeto. A mis conciertos viene gente de todos los bandos, todos los colores, ojalá lo sigan haciendo, y yo comenzaré a pronunciarme por algo que creo que es necesario. Estamos permitiéndolo todo. Está de moda la palabra libertad, pero yo creo que hay libertinaje. Hoy en día, si no te gusta el festival de Benidorm o de Eurovisión estás autorizado a mencionar a los familiares fallecidos del cantante porque no me gusta la canción. Puedo hacer lo que quiera y lo estamos permitiendo. Hace gracia hasta que ves que hay gente que se suicida. Hago canciones para decir que debemos poner un límite. Estamos viviendo cosas en el año 2023 surrealistas, estamos viviendo el auge del miedo y las amenazas permanentes. Hay un sonido de tambores guerracivilescos que a mí me preocupan mucho.
--¿Vamos hacia atrás?
--Estamos dando pasos a atrás gigantescos. Estamos viendo que se normaliza denigrar a una persona que es de otro lugar o a la mujer ante el hombre. Yo no estoy en contra del reguetón, pero veo cada letra que no sé cómo se permiten como nieto e hijo de abuela y madre que son. Aquí voy a pronunciarme.
--¿Cómo ve a la nueva generación?
--Qué suerte que tienen a un clic todo, pero qué peligro. Me parece un absoluto peligro cuando se acostumbra a uno al sexo a un clic, relación a un clic y canción a un clic. Hace unas semanas venía en el AVE y un adolescente delante iba escuchando música en una plataforma y cada 15 segundos cambiaba de canción. Yo lo estaba mirando y estaba en shock. Me levanté, como señor mayor que soy, y le pregunté qué estaba escuchando. Me dijo que no lo sabía. Yo no me acuerdo de las últimas películas y series que he visto. Es imposible que memoricemos el nivel de consumo que tenemos, eso es lo que me preocupa de la nueva generación. No es una crítica, es una autocrítica. Yo estoy metido en esa mierda. Yo me tumbo con mi pareja a ver una serie de una plataforma y si no me gusta la quito a los cinco minutos. Esa peña lleva cinco años trabajando en esa serie. Por eso estoy aquí hablando contigo, defendiendo un vinilo, un CD, un trabajo que lleva dos años y medio gestándose.
--¿Le queda poco al formato disco?
--Yo creo que sí, porque yo también lo hago. Yo también llevo música en el móvil. Hay mucha gente joven que ve un CD y flipa. Otra cosa que me preocupa mucho es que hay gente que se quiere dedicar a la música con 13 o 14 años y no sabe quién es Silvio Rodríguez o Pablo Milanés. Hay gente que me escribe y me dice que su sueño es ser cantautor o músico. La respuesta es que tienen que escuchar a los maestros.
--¿Hay un declive de la canción de autor?
--La palabra no puede pasar de moda, las tendencias y la música sí. Mis nietos van a escuchar Déjame de Enrique Urquijo y Lucha de Gigantes de Antonio Vega dentro de 60 años. Esa es la música clásica del futuro. Lo bueno es que en lugar de declive yo estoy viendo un auge. Nunca vi tantos cantautores en festivales. El Kanka, Paula Mattheus, Ainoa Buitrago, Natalia Lacunza, Iván Ferreiro, Nil Moliner… Son gente que hace música y letra. La gente por fin le ha quitado el estigma a la palabra de cantautor de tipo triste y aburrido, y ven que el tipo puede hacer gracia en un escenario y puede hacer que salten.
--Hace una crítica de las redes sociales en una de las canciones. ¿Ha recibido mucho odio?
--Hace tiempo me destrozaba la vida y yo me iba a la cama hundido. A mí la crítica constructiva me hace pensar, pero decirme que te cagas en mis muertos y mi música es una puta basura cambia, no es una opinión. Sacaba un disco después de dos años de trabajo y me hacía llorar. Sobre todo, porque lo iba a leer mi madre y la gente que quiero. De repente, piensa ahora mismo lo que a mí me puede importar lo que @jj_45 y símbolo de Batman diga de mí. Me importa menos que nada. Esta escoria, esta gente cobarde y mala que hace que muchos compañeros hayan dejado las redes, atacan al más débil. Pero vivimos algo muy peligroso y es que estamos enganchados al teléfono, es una droga muy poderosa. Yo tengo amor a redes sociales porque ahí está la gente. El confinamiento lo pasé solo y la peña me dejaba corazones, pero también estamos seis horas al día conectados en las que no he tocado el piano, no he leído libros y, por lo tanto, no me he nutrido.
--En muchas canciones habla de los sanitarios, ¿cómo ve las manifestaciones que se están celebrando últimamente en el sector?
--Me parece increíble hasta donde sufrimos de alzhéimer selectivo y peligroso. Venimos de una pandemia mundial, nos hemos muerto todos, el mayor, el joven, el de izquierda, el de derecha, el de España, el cubano… Y estamos jodiendo a la sanidad. Una vez que nos hemos salvado, están recortando a la sanidad otra vez y están despidiéndonos a neumólogos y a cardiólogos. No tengo palabras en esta entrevista para escribir la impotencia, rabia y tristeza que siento. Terminará siendo algo de ricos la sanidad, algo para la gente que tenga dinero y el resto que se muera. O nos ponemos extremadamente serios con esto, o dentro de unos años ¿qué vidas se van a salvar? ¿las que nacieron en buena cuna? Es un dolor inmenso. Y, sobre todo, pensé, de verdad, que tras la pandemia la sanidad y la educación iban a ser intocables por ley y decreto.
--Actuará con su gira en el Palau de la Música, ¿qué ofrecerá?
--De todo el mundo, de todos los lugares que he visitado, no he visto un lugar como el Palau de la Música. Es la cuarta o quinta vez que me subo a esas tablas, segunda vez en un concierto mío, y esta vez, el 17 de junio, estaré con toda la banda, con esta actitud de todo el rojo y con un concierto de pseudorock de subidón.