El actor y artista Javier Ruiz de Alegría

El actor y artista Javier Ruiz de Alegría

Famosos

Javier Ruiz de Alegría: "A veces estamos demasiado temerosos de dejarnos sorprender"

El actor se alía con Alberto Iglesias para realizar una obra de teatro en la que cada día se pinta y reflexiona sobre el arte y el ser humano

7 febrero, 2023 00:00

¿Qué diferencias hay entre pintar y actuar? Obviamente se usan distintas partes del cuerpo, pero las emociones son las que fluyen por el cuerpo del pintor y del actor. ¿Pero y si el intérprete es pintor? ¿Cómo lo canaliza? ¿Cómo el arte transforma nuestro ser? ¿Y cómo el carácter de uno influye en su pintura? Algunas de estas preguntas son las que se plantea Alberto Iglesias a la hora de crear El hombre y el lienzo. También lo hace su protagonista, Javier Ruiz de Alegría, que fue el motor de inspiración.

Actor y dramaturgo se conocen bien. Han trabajado mucho juntos y de sus charlas ha salido una pieza que habla del arte y del artista. Y de las máscaras. La obra habla de los sentimientos del ser humano, de cómo los guarda, los transmite y los expresa en función de cada momento. De los momentos de soledad y de la exposición a la crítica. Esto ha hecho que El hombre y el lienzo esté de vuelta en el Teatro del Barrio de Madrid. La intención de ambos es seguir girando y, con suerte, encontrar una sala que les permita exhibirlo en Cataluña, como han hecho en buena parte del territorio español.

--Pregunta: Regresa a ‘El hombre y el lienzo’, ¿qué tiene esta pequeña gran obra?

--Respuesta: Nosotros, como le pasó a un montón de compañías, justo empezamos la gira y nos encerraron en casa con la pandemia y se nos quedaron pues un montón de lugares, y bueno pues siempre estuvo en nuestro espíritu volver con la función, porque nos ha dado muchas alegrías. Es una pieza poco habitual en el sentido de que combina lo teatral y lo dramático con lo plástico, tiene muchos espectadores potenciales y estamos recibiendo ya muy buen feedback y bastante interés.

--Cuando le llega la propuesta de Alberto, ¿qué le parece? ¿Cómo lo enfrenta?

--Alberto y yo somos compañeros de trabajo y de anteriores batallas. Siempre pensamos en hacer una pieza que hablase sobre la creación y, a partir de ahí, él apareció con una uno de los capítulos de los 11 que tiene de este monólogo y cuando lo leí pensé que esto me sonaba (ríe). Me propuso hacerlo y no es que no pudiera, es que nunca quise negarme, fue empezar a leerlo y ya imaginarlo. Entonces él empezó a escribir más, ya más en serio y nos pusimos a trabajar.

--¿Cómo ha sido encajar este proceso compartido?

--Ha sido un trabajo de maridar un poco lo plástico, la pintura cuyo motor soy yo, porque soy el que lo ejecuta y está más familiarizado con eso, y luego él ha dirigido el espectáculo como director, escritor y compañero.

--Más allá de ser amigos y de que el personaje que construye también tiene parte de ficción, ¿qué concepción del artista tiene usted?

--Una persona que esté en esa tesitura va a encontrar reflejos, porque el texto es suficientemente abierto y las preguntas que lanza son tan amplias que cualquier persona que se enfrente a un trabajo de creación va a encontrar millones de lugares comunes. Luego hay conflictos propios del personaje, que tiene sus lados brillantes y sus lados más oscuros. Pero al final lo que Alberto ha escrito es un autorretrato extensivo al ser humano, a las preguntas que nos podemos hacer todos cuando te miras al espejo. El espectador también se siente un poco interpelado.

Cartel de 'El hombre y el lienzo

Cartel de 'El hombre y el lienzo

--¿El arte es ese reflejo de las preguntas que nos hacemos? ¿Puede incluso dar respuestas?

--La pieza habla sobre sobre nuestra situación con respecto al arte, nuestra relación social sobre para qué hacemos lo que hacemos. Esas preguntas siempre está bien replanteárselas para conseguir encontrar algún rumbo o enderezarlo si a veces te pierdes un poco. El arte plástico nos entra de una forma un poco más inconsciente, nos ataca al mundo un poco más emocional para abrir nuestra sensibilidad. El personaje lo dice, a veces socialmente estamos demasiado temerosos de dejarnos sorprender, de dejarnos estimular y cuando consigues abrirte a los demás en cierta forma consigues estar un poco más permeable al entorno. Por resumirlo, lo dramático nos ataca de una forma más racional y lo plástico de una forma más inconsciente, más emocional.

--¿Cómo ve la conexión del público con el arte?  

--Yo creo que hay mucho interés. La pandemia nos aisló, pero nos despertó curiosidad tanto por observar cosas que igual no estábamos tan acostumbrados, como por recuperar igual actividades artísticas. Esto hace que el espectador haya recuperado bastante inquietud. Yo veo bastante interés, los teatros están bastante más llenos de lo que nos esperamos, hay un montón de musicales y de propuestas. También los artistas hemos estado ahí en la incubadora durante la pandemia y estamos recuperando o generando nuevo trabajo y el público ha aprendido de nuevo a parar un poco, y a observar unas piezas de arte.

--¿Qué significa para usted esta obra que une sus dos facetas?

--Un lujo y un reto. Tiene una parte de happening artístico, entonces exige el trabajo de la disociación que es realmente muy difícil. Igual es lo más difícil que he hecho en mi vida, pero cuando consigues que una pincelada se impregne de la emoción del personaje o que una especie de mancha de color te invite a tranquilizarte y a reflexionar y eso se transmite al público es muy placentero. Y es bastante sorprendente porque llegamos a resultados que no nos esperábamos ni en los ensayos. Es muy potente.

Javier Ruiz Alegría en 'El hombre y el lienzo

Javier Ruiz Alegría en 'El hombre y el lienzo

--La obra aborda también los sacrificios a los que se enfrenta el artista, ¿también lo implica dedicarse a la interpretación?

--A veces los que nos dedicamos al mundo artístico tenemos un poco la cara y la cruz. Hay momentos muy placenteros de creatividad, que estás como surfeando una ola, disfrutando a tope, pero a su vez es un mundo de inestabilidad, de espera hasta que se materialicen los proyectos. Asimismo, te asaltan tus propias dudas cuando estás enfrentando un reto. Hay una parte más íntima que a veces es un poco solitaria y luego una parte más pública, de mostrar, que parece más brillante, aunque igual es más efímera.

--Es esa parte de ponerse en escena, una máscara más. ¿Exponerse tiene algo de puesta en escena?

--Totalmente. Suso33 el otro día hizo un paralelismo muy inteligente que decía que dentro de la propia función ves varios retratos del personaje. Uno es su faceta o su máscara pública, otro es su faceta solitaria en su estudio, luego su faceta como hijo a la sombra de un padre fallecido. También se enfrenta a la crítica artística que lo hace un poco más violento, más arisco y más desagradable. Todos esos retratos y autorretratos nos interpelan a nosotros y esas a distintas facetas que tenemos todos, con la familia, con los amigos, en el trabajo.

--¿Y el autorretrato que pinta es siempre el mismo?

--Yo utilizo un espejo y cada día es bastante diferente, porque incluso a nivel cromático utilizo distintos colores. Influye bastante el hecho la mirada, hay otros días que tiene más importancia la silueta porque igual la parte solitaria del personaje emerge un poco más, otro día igual la pincelada es mucho más nerviosa y el resultado es como más impresionista, hay días que igual es más oscuro porque estoy ahí buceando un poco más en alguna frustración del personaje

--¿Eso hace modificar la obra también?

--La obra está muy estructurada y cada capítulo tiene un sentido. Es cierto que el hecho de que yo a veces tenga más dificultad en la ejecución hace que le dé al personaje un punto más de búsqueda o de inseguridad. Hay otros momentos en los que, de repente, hay una frase más agresiva que transforma el color y de repente se vuelve más rojo o más estridente. La verdad es que Alberto siempre me ha propuesto que me deje retroalimentar, por eso si yo un día estoy un poco más enérgico hago que la pintura sea más fuerte, que también el estado de ánimo del personaje pueda ser un poco más relajado si la pintura lo es. La verdad es que manteniendo la partitura sí que hay notas distintas.