Conocida es por todos la afición que, durante un tiempo, ha tenido Jorge Javier Vázquez ha mostrarse con el torso (o completamente) desnudo. Claro que cada vez muestra menos. Este año ni tan sólo ha presumido de cuerpo en bañador en Supervivientes, aunque fuera con un montaje.
“Lo reconozco: yo también he sucumbido –y de qué manera– a las fotografías frente al espejo con el torso desnudo. He jugado como el que más buscando la aprobación, que es la peor manera que se me ocurre de encontrar la estabilidad: dejarla conscientemente en manos del otro”, confiesa.
Edad y ridiculez
El catalán, que ha pasado unas vacaciones en el Caribe, ha sido completamente discreto con ello. No hay foto alguna de él disfrutando del mar y el sol en paños menores en sus redes sociales, como en otras épocas hubiera hecho.
Asevera que “en ningún momento” se le ha pasado por la cabeza “posar en bañador”. ¿La razón? “Quizás porque ya me empiezo a sentir ridículo montando el numerito gratis”, sentencia. Y es que, como él mismo apunta en más de una ocasión, superar la barrera de los 50 ha hecho mella.
El mal de las redes
No en vano, estos comentarios los publica en su blog al respecto de la sobreexposición que existe en las redes sociales que le ayudan a pensar que “cada día [es] más complicado que aparezca un nuevo amor en mi vida, porque el amor tiene mucho que ver con el factor sorpresa y ese factor ha desaparecido con las redes”, señala. Y es que, al conocer a alguien uno, lo primero que hace es preguntarle por sus perfiles, al menos, el de Instagram. Una red donde se ver todo del otro, sobre todo, lo que él quiere y, en ocasiones, de forma impostada.
“No olvidemos también lo que excita el misterio, que es algo que también se está perdiendo debido a las redes. Antes te pasabas horas imaginando cómo estaría en calzoncillos el tío que te traía de cabeza. Ahora lo tienes a tu alcance, al menos virtualmente. Si ya conoces casi todo de él –incluido lo corporal– gracias a su Instagram, ¿qué te queda para la segunda cita?”, concluye a modo de reflexión.