Ana María Aldón pedía protagonismo a José Ortega Cano hace varias semanas y el que ha obtenido es el de los medios. La confesión de la crisis que pasa con su marido ha hecho que vaya a entrevista semanal, ya sea en televisión o en revistas.

La última exclusiva que ha dado a Lecturas ha causado no sólo más tensión matrimonial y familiar, sino también en su lugar de trabajo. Sus compañeros de Viva la vida le han reprochado que no les avisara al respecto y que haya dicho más fuera que dentro.

Emma, durísima

Antes de que llegara al plató, la misma Emma García decía estar “desconocertada” ante lo sucedido, pero cuando la diseñadora ha llegado a las instalaciones de Telecinco, la cosa ha ido a peor.

Esperaba una bienvenida más cálida en cuanto mi persona. He ido con todo el cariño que te tengo y te he notado fría, más que nunca. Y he venido y he dicho ¡madre mía!”, le decía la presentadora. "Me extraña que aquí esté hablando con mucho respeto y pudor y luego de en la entrevista esos titulares tan contundentes", remata. Ella ha negado la mayor.

¿Separación?

La cosa ha ido a peor. Tras una publicidad la vasca le ha solicitado a su colaboradora que no se cierre, “porque si te cierras, yo me voy a ver obligada a cerrarme también”, le espetaba. Una advertencia que ha venido acompañada de una directa indiscutible.

Es normal que la gente piense que el siguiente paso sea la separación, el divorcio o la ruptura, yo también lo pienso”, le ha confesado la conductora del programa a Aldón. Terelu ha ido por el mismo camino: “tu matrimonio, bien no está”. La andaluza ha preferido añadir matices, pero le ha sigo imposible. Pero ha dejado claro: "Yo no me voy a separar, nunca lo he dicho". "No tengo ninguna intención de separarme, ni mi marido tampoco", remata.

Necesidades

Diego Arrabal le ha insistido que esta situación la lleva planeando desde hace un mes y medio y “has hablado cosas”. Unas palabras que han hecho estallar a Ana María. Si bien afirma que "la guerra está, no he tenido capacidad de pararla", defiende que su marido “está poniendo cosas de su parte” y lo agradece. Aunque quiere más.

La diseñadora no ha convencido a sus compañeros ni cuando trataba de justificar que su malestar es más con la familia de su marido. Las sombras de la desconfianza la acechan. "Yo quizás no haya medido bien las consecuencias", ha acabado admitiendo. ¿Sobre por qué ha hablado? "Por necesidad económica", confiesa, "no porque esté pasando malos monentos, porque tengo mis proyectos y me da la gana".