El cantautor Ismael Serrano / EP

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Ismael Serrano: “No deja de ser curioso que nos aterre más el panfleto político que la cursilería”

El cantante reivindica la música de autor y el posicionamiento político antes del concierto de su gira 'Seremos' en Barcelona

24 marzo, 2022 00:00

Ismael Serrano está dispuesto a que la música de autor no desaparezca. Con el título de cantautor por bandera, el artista inició su carrera hace ya 25 años, con su primer álbum de estudio Atrapados en azul, un disco que le dio a conocer en España y América Latina con canciones protesta como Papá, cuéntame otra vezEl artista ahora lleva su proyecto un poco más lejos y une el teatro y la música en su última gira, Seremosque aterriza en Barcelona este viernes 25 de marzo. 

Serrano no ha dejado nunca de reivindicar la figura de los escritores de canciones y la unión entre el arte y la política. "Un cantautor siempre ha sido sensible a las problemáticas sociales, a las luchas y tragedias ajenas, ahora se ha perdido esa sensibilidad social y política también", expone en una entrevista con Crónica Directo, donde también reflexiona sobre el paso del tiempo y la recuperación de su sector tras la pandemia.

--Está en una gira de regreso a los escenarios. ¿Cómo lo está viviendo?

--Ha sido accidentada. Empezamos en octubre y uno tenía la fantasía de que entonces ya habríamos superado la crisis sanitaria y la pandemia, pero ha sido como cruzar un abismo en un alambre. Las sucesivas olas golpearon al sector muy fuerte; parece que ya se está normalizando el desarrollo de los conciertos, pero hasta ahora nos acompañaba una sensación de precariedad que se trasladó también a lo emocional. La música y las artes escénicas lo han padecido especialmente. No se ha valorado el esfuerzo de los trabajadores de la cultura por ofrecer espacios seguros, como han sido los teatros. Realizar una gira ahora es un acto de heroicidad y tiene una carga muy importante que se ha visto compensada de alguna manera también por la emoción especial que suponía el juntarse de nuevo. 

--¿En qué momento se encuentra ahora el sector?

--Yo creo que está en proceso de recuperación, lo que pasa es que mucha gente se ha quedado en el camino. Muchos profesionales tuvieron que buscarse la vida en otros sectores porque bajaron mucho los conciertos, o sea que aún está resentido, sobre todo, porque no ha recibido atención por parte de las administraciones. Los ojos siempre se ponen en la hostelería, en otro tipo de negocios, pero el sector de la cultura tiene muchos puestos de trabajo y yo creo que no han sido atendidos como merecen por ninguna de las administraciones.

--¿Por qué?

--En tiempos de incertidumbre y cuando toca recortar el presupuesto, lo primero que se recorta desde las economías de los gobiernos es en cultura, ya que es lo que menos coste político parece tener para ellos.

--¿Cómo es su gira? Hace una especie de unión entre música y teatro en sus conciertos.

--Sí, el concierto está entre una obra de teatro y un concierto convencional, porque a mí me gusta mucho construir un relato a lo largo del concierto que me permita hilar las canciones y contextualizarlas. Me gusta que la experiencia del concierto tenga un valor añadido. Empieza siendo una entrevista con una periodista que se convierte finalmente en un diálogo con varios giros de guion. Repaso mi propia vida y también el camino que han recorrido mis canciones durante todo este tiempo.

--Una revisión profunda, ya que cumple 25 años de carrera.

--Son 25 años en los que te planteas ya a cierta edad si has sido capaz de cumplir con las promesas que hiciste, si siguen teniendo vigencia ciertos sueños. Yo empecé con una canción que se llama Papá, cuéntame otra vez, donde le pedía a nuestros padres que nos contasen el relato de una transición, de una lucha política, y yo ahora me pregunto con dos hijos si he sido capaz de construir un relato propio. Para ser joven soy un poco viejo ya, el tiempo ha pasado.

--¿Qué relato es ese?

--Estoy en la búsqueda de ese relato generacional, en la necesidad de encontrar de qué quiero hablar en un momento en el que yo creo que se está perdiendo la costumbre por parte de los autores de cantarle a los anhelos colectivos. Nosotros estamos mirándonos todo el rato el ombligo, cantando a nuestros amores y desamores, nuestras desavenencias sentimentales, pero no somos capaces de cantarle a los sueños colectivos, a las frustraciones colectivas

--¿Se han perdido los orígenes de la canción de autor?

--Sí, yo creo que hay una tradición de la canción de autor que se está abandonando. Un cantautor siempre ha sido sensible a las problemáticas sociales, a las luchas y tragedias ajenas, ahora se ha perdido esa sensibilidad social y política también. Cuando tú te pronuncias políticamente siempre hay una mirada de recelo, porque se te cuestiona como si lo estuvieras haciendo desde la impostura. Es curioso porque puedes hacer las confidencias más íntimas desde el punto de vista sentimental o sexual en tus canciones y nadie cuestiona la veracidad o la intención de lo que estás diciendo. Sin embargo, cuando haces una canción con un cierto compromiso social, sí que hay un cuestionamiento. Escucho a compañeros artistas a los que les da cierto pudor escribir canciones de compromiso político porque pueden quedar panfletarias y, sin embargo, no les pasa lo mismo cuando escriben canciones de amor, no tienen el miedo a caer en la cursilería. No deja de ser curioso que nos aterre más el panfleto que la cursilería.

--¿Por qué?

--Hay una cuestión de cultura musical donde se nos ha dicho que la política y el arte tienen que ir por separado, un recelo que se ha instalado como un consenso. Es decir, cuando alguien se expresa políticamente en sus canciones, hay que cuestionarlo. Lo cierto es que esto cambió un poco después del 15-M, que hizo que el debate político apareciera en todas partes. Tanto es así que muchos grupos de rock e indie que no habían hablado de política en su vida, de repente empezaron a hacer canciones que sí lo hacían. Había una aproximación, sobre todo, de gente joven, pero yo creo que esa ventana ya se ha cerrado y ahora volvemos a lo que era antes, es decir, la política nos genera pereza. Se ha conseguido generar otra vez ese consenso falso, porque es creado, de que la política es un tema árido que hay que eludir y que además tiende a la polarización, cuando la discrepancia no tiene por qué conllevar polarización, se puede discutir y debatir en muchos aspectos.

El cantautor Ismael Serrano / EP

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--¿Existe miedo?

--Puede haber algo de miedo, sí. Vivimos en un país muy sectario, donde en el momento en el que alguien no comparte lo que dice el otro, ya le hacen la cruz. Las redes sociales han hecho que las comunidades de gente con gustos afines sean cada vez más cerradas, los sesgos de confirmación se agudizan. Entonces te rodeas de gente que te dice lo que quieres oír solamente.

--¿Les da reparo a los artistas posicionarse?

--En ese contexto, yo creo que sí. Incluso yo he visto a algunos compañeros que les da reparo definirse como cantautores. La tradición de canción de autor es tan maravillosa que no sé cuál es la ofensa. La palabra cantautor está tan estigmatizada que los propios cantautores hemos asumido esa derrota, ese estigma, hemos dado por perdida esa batalla cultural.

--¿Ese estigma sobre los cantautores cuándo empezó?

--Hace mucho, pero había una cierta resistencia por parte de los que hacíamos canción de autor. A día de hoy no hay ninguna resistencia. A día de hoy se asume y se da por perdida esa batalla. Yo no, yo sigo predicando la canción.

--Antes decía que está en una época de hacerse preguntas. ¿A qué conclusiones está llegando?

--Esto es como el Viaje a Ítaca del poema de Kavafis, que le dice que retrase su llegada todo lo que pueda, que lo importante no es llegar a Ítaca, lo importante es el viaje. Por tanto, lo importante no es obtener la respuesta, sino no dejar de hacerse preguntas. A veces, además, las preguntas no tienen una única respuesta que te resuelva el dilema. Tiene que ver con amigarse con la idea de que estamos llenos de contradicciones, entender que cada elección en esta vida conlleva una renuncia, que la felicidad a veces tiene también damnificado. Tiene que ver con seguir haciéndose preguntas, cuestionar la realidad y generar esa inquietud también en la gente.

--Se va a cumplir un año de ‘Seremos’, su último disco. ¿Qué quería transmitir a la gente? ¿Lo ha logrado?

--Seremos es un disco que precisamente su título ya evoca una cierta vocación de futuro, o sea, es una llamada a levantar la mirada en un contexto en el que era muy difícil mirar hacia adelante. Es una llamada a creer en el futuro en un momento en el que no sabíamos qué iba a ser de nosotros. Va todo tan rápido y vivimos una sensación de precariedad tan constante, que hay una sensación casi como si fuera un sueño lejano. Hay un sentimiento de irrealidad en todo aquello que vivimos y todavía nos cuesta interiorizar o reflexionar sobre ello. Y me da la sensación de que los discos de esa época tienen también ese halo de irrealidad y de lejanía. El disco salió hace menos de un año y parece que salió hace muchísimo tiempo.

--Hemos perdido la noción del tiempo.

--Sí. La pandemia ha distorsionado nuestra noción del tiempo y da la sensación de que ha pasado mucho más tiempo del que realmente ha pasado. Ahora parece que hay que escribir nuevas canciones porque el tiempo lo demanda. Es tal la efervescencia en la que se vive, que las cosas quedan antiguas enseguida, sufren el paso del tiempo de otra manera.

El cantautor Ismael Serrano / EP

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--Cada vez parece más difícil crear himnos que no caduquen rápido.

--Los discos y las canciones tienen una vida mucho más corta que antes. Pasa también con los medios de comunicación. Es tal la urgencia y la necesidad de noticias, que eso genera un caldo de cultivo para los bulos y las fake news. Convertimos cualquier rumor en noticia porque tenemos esa necesidad inmediata, esa sensación de volatilidad. También es verdad que los acontecimientos parecen ir a toda hostia, esa sensación ahora de que cada día, cada segundo, es un momento histórico que cambia el paradigma y el devenir de los tiempos. Eso lo contagia todo.

--También contagia a la música.

--Cuando la música es tratada como un objeto de consumo de usar y tirar, hay que generar necesidades constantemente. Eso ya nos acompañaba antes, pero ahora tiene que ver con la volatilidad de los tiempos políticos e históricos que se viven, que nos da una sensación de estado de emergencia permanente que hace que parezca que la semana pasada fue hace muchísimo tiempo.

--¿Cómo le afecta en la música?

--No es tanto por la necesidad de hacer canciones porque si no me quedo desfasado, sino más bien que tengo que escribir canciones porque pasan cosas. Uno canta de lo que le emociona. Lo que también es cierto es que una cosa es emocionarse ante lo que ocurre y otra cosa es que la realidad te zarandee. Yo tengo esa sensación de ser zarandeado. Entonces, tienes poca capacidad de análisis para escribir una canción sobre lo que te está ocurriendo. Esa sensación de huida permanente te impide la calma necesaria para escribir, sobre todo porque las canciones pierden sentido a los cinco minutos.

--¿En qué punto de composición se encuentra?

--Ahora me apetece escribir canciones y crear un proyecto conceptual. No es sacar un single simplemente, sino hacer un proyecto con un relato y una historia. Me gustaría hacer una especie de corto para seguir conjugando lo actoral con lo musical en algo audiovisual.

--Lleva un tiempo buscando por Twitter la canción más triste del mundo. ¿La ha encontrado?

--Cada cual tiene la suya, es algo tan subjetivo... Yo trataba de reivindicar el valor terapéutico de las canciones y el derecho a transitar el duelo y la tristeza con la calma que merece. No a instalarse en la pena de manera permanente, pero sí pasar por ahí. Esto es como la tiranía Mr. Wonderful de “no estés triste”. Hombre, pues claro, no quiero estar triste, pero esto no es un botón que se enciende y se apaga.

--Cumple 25 años de carrera. ¿Lo celebrará de alguna forma especial?

--Voy a hacer un concierto en Madrid a mediados de julio que va a tener un carácter de celebración porque van a venir invitados y quiero hacer algo también parecido en Barcelona y algunas otras ciudades. Ir con toda la banda, con otro formato de concierto más convencional, que sea una fiesta.