De Montcada i Reixach al mundo. Tania Lozano y Víctor F. Clares son dos periodistas con trabajo, dedicados al periodismo musical, que un día crearon un estribillo de la nada. Sus amigos no dejaron de cantarlo, así que mano a mano crearon una canción y la grabaron. Así salió Macaulay Culkin.
Luego vino el nombre, que salió en un bar, lugar que también dio pie a crear A metro y medio de ti. Y todo ha sido un éxito. Ladilla Rusa son un todo un fenómeno de la música en España. Sus letras cargadas de humor, su estilo cañí y unas referencias muy populares los han llevado a abandonar su carrera y dedicarse a esto de cantar.
Estadio lleno
Nunca han tomado clases de canto, pero son conscientes de que tampoco pasarán a la historia por sus voces. Eso no quita que llenen estadios. El próximo, el WiZink Center de Madrid, donde actúan dentro del festival Horteralia con otras estrellas del tamaño de Karina, Rebeca, Yurena o Leticia Sabater.
Crónica Directo charla con el grupo antes del evento para saber si ellos se consideran horteras, cómo dieron ese cambio a sus vidas, qué supuso para ellos y cómo va a ser su próximo disco. Además de hablar de su candidatura a Eurovisión, claro.
--Pregunta: ¿Qué les animó a participar en Horteralia?
Víctor: Nos animó que nos llamaron (ríe). Es la tercera vez que vamos. Es una fiesta muy divertida, que encaja muy bien con nuestra manera de entender la música, muy desacomplejada. Tampoco es que seamos unos horteras, porque no nos consideramos horteras, pero sí tenemos muchas cosas en común con esta fiesta que reivindica la música festiva y para pasarlo bien como algo importante también para nosotros.
Tania: Y además actuar en el WiZink Center es una posibilidad que no sé si se nos va a presentar más. Esta vez es en Madrid y es un honor estar allí.
--¿Da impresión ver un WiZink Center lleno?
T: ¡Claro! La primera vez que nos subimos a un escenario fue en la Puerta del Sol delante de 20.000 personas y cantamos dos canciones, pero no éramos conscientes de lo que nos estaba pasando. Este va a ser uno de los escenarios más grandes en los que vamos a actuar. No sé si en algún festival habremos actuado delante de tantas personas, igual sí. Pero impresiona.
--¿Cuando empezaron, se imaginaban que podrían vivir de la música?
V: No, porque sacamos dos canciones sin ninguna pretensión. Tuvimos un lenguaje que conectaba y cuajó mucho con el público, que además es muy diverso: desde padres de familia a gente muy punky. Todo lo que nos ha venido ha sido muy sorprendente y gratificante. Cuando no te esperas nada y viene todo de golpe, es muy guay todo.
--Ustedes eran periodistas, tenían ya sus carreras y trabajo. ¿No les dio vértigo meterse en la música y dejar lo otro?
T: En el momento en el que lo dejamos fue cuando la música nos empezó a dar una estabilidad económica.
V: Fue un poco al revés, lo dejamos porque no lo podíamos compaginar.
T. Yo lo dejé un poco antes que Víctor, que trabajó hasta hace poco. Pero vimos que era inviable mantener las dos cosas. Nos ganábamos la vida con eso, no sabemos cuánto puede durar y nos apetecía, en este momento, dedicarle más tiempo a la música.
--¿Era porque el periodismo no tiraba, entonces?
V: Al contrario. Nosotros nos hemos dedicado al periodismo siempre, casi desde que dejamos la carrera. Fuimos unos afortunados dentro de la profesión, porque es un mundo muy precarizado. Cuando hemos trabajado en el periodismo sí hemos estado en situaciones muy precarias, siendo falsos autónomos y esas cosas (ríe). No estábamos desencantados con la profesión, sólo hemos querido disfrutar de este momento de la música plenamente y no al 50%, si no acabas hecho polvo, con ansiedad y no hace falta.
--¿Y han empezado a tomar clases de canto?
T: (ríe) ¡La gran pregunta! Víctor empezó a tomar clases de piano, yo tonteé con la guitarra, pero clases de canto ninguna. Hemos ido aprendiendo a cantar por el camino, porque lo hacemos mejor que antes, creo. A mí me gustaría tomar alguna, al menos a la hora de entrar a estudio (dice entre risas). Sería el momento después de cinco años.
V: Al final, nos podemos defender cantando, tampoco nunca se nos va a valorar por las cualidades técnicas, la propuesta va más allá. Nunca vamos a vivir de nuestras grandes voces (ríe).
--Es destacable, porque ustedes cantan en directo y mucha gente del sector usa mucho el playback.
V: Y no solo eso, más allá de playback o no, nosotros hemos escrito nuestras canciones, hemos pensado las melodías y participado en la producción de la música. Al final, a pesar de no haber estudiado música, tenemos conocimientos porque venimos del periodismo musical y somos muy melómanos. Es una propuesta que tiene mucho de nosotros y nos reivindicamos. Que, al principio, fue todo muy de broma pero tenemos que darnos un mérito, ya que hemos escrito lo que estamos cantando.
--¿Cómo es ese momento de la composición?
T: De manera muy distinta, a veces estamos en un bar, nos sale una idea y la desarrollamos y, a veces, lo pensamos más. Cada canción ha nacido de una forma diferente.
--¿En que momento salió la primera canción, 'Macaulay Culkin'?
T: Teníamos el estribillo y la melodía desde hace muchos años, no sabemos por qué. Y un día nos juntamos y propusimos desarrollar la historia porque nuestros amigos la empezaban a cantar. Nos juntamos un día, sacamos la letra y decidimos hacerla bien y buscar un productor. Con la broma, sacamos un disco y ahora vamos a sacar el segundo.
--¿Y cómo definirían su registro o género musical?
V: Nos gusta decir que hacemos música humorista. Nos hacía gracia que cada canción recordara a un género o artista, tuviera muchas referencias. Eso se ve en el primer disco, que hay canciones de techno-rumba, otras más punkis, una jota electrónica y cosas muy zumbadas. Lo que hacemos es pop mezclado con otras cosas a nivel de arreglos.
--¿Se animan con el reguetón?
T: Con el reguetón no, pero con ritmos latinos estamos trabajando.
V: En el segundo disco jugaremos con géneros que la peña no espera para nada.
--¿Qué nos pueden contar?
T: El estilo será como el primero, con géneros no tan marcados y estilos que no hemos tocado. Y creo que la gente va a flipar con las historias que nos hemos inventado.
--¿Y ahora que la gente está tan quisquillosa con el humor, no les da miedo?
V: Sí, claro. Al final, tienes un criterio y unas líneas rojas. Tienes que apuntar a los pájaros grandes, y reírte de la gente que se merece que les señales un poco las vergüenzas, no ridiculizar a la gente que ya ha estado discriminada, porque ya ni me parece humor. Ha de hacer gracia, si no, no tiene sentido.
--Con eso han conseguido tener un público muy variado. ¿Es porque tocan la nostalagia, referentes comunes?
T: A parte de los referentes compartidos es más una actitud. A nuestros conciertos viene gente que está en nuestra onda, tienen esta actitud y quieren pasárselo bien. Eso es lo que más une a estas tribus urbanas y generaciones. La gente viene disfrazada y con esa actitud de fiesta, de esta gente loca a la que arrastramos. A nuestros conciertos viene la gente más loca de cada ciudad. Conocemos a gente auténtica y divertida y no sé si otros artistas tienen el placer de conocer a gente tan auténtica y zumbada.
V: Exacto, porque al final los referentes los pillan algunas personas. Igual los más jóvenes no sabían qué era El coche fantástico y han conectado por otras cosas de la historia.
--Y hablando de este público tan variopinto. ¿La gente les pide cosas muy locas?
T: Yo siempre me quedo en blanco porque no recuerdo.
V: Nos ha pasado de todo. Nos han regalado vajillas con nuestra cara, un señor mayor de Málaga nos dijo que había hecho un perfume inspirado en nosotros, hay peña que viene disfrazado de ti en los videoclips… Es una locura.
--¿Creen que su aventura en el Benidorm Fest ha podido ayudar a atraer a más público?
Ambos (al unísono): No.
V: No creo que la gente que sigue Eurovisión sea nuestro público. Hemos sacado esta canción porque nos invitaron a presentarnos y si no, no la hubiéramos hecho nunca.
T: Totalmente, el público eurovisivo no es el nuestro. Atraemos a todo tipo de gente, también eurofans, pero no creo que esto marque ningún tipo de camino. Y ya que nos preguntan mucho, ya nos hemos presentado a Eurovisión con este vídeo y ya está (ríe).
--Con toda esta locura del público y sus historias, colabora con ustedes gente tan importante de la industria musical como Murfila, Joan Colomo… ¿Son gente que conocen o son fans de Ladilla Rusa?
T: Nosotros somos fans de ellos y para nosotros es un honor que quiera colaborar con nosotros gente a la que admiramos. Es una de las cosas guays que nos ha dado Ladilla Rusa, a algunos los conocíais a otros no, pero ha sido muy guay.
--Para concluir, ya que nos han puesto la miel en los labios. ¿Qué vamos a encontrar en el próximo disco?
V: Es un disco que tiene un hilo conductor y nos fijamos en lo divertido y especial de lo cotidiano y que explicamos de forma exagerada. Es muy costumbrista. Nos fijamos en gente de la calle que tiene mucha miga para explicar.
--¿La pandemia aparecerá, como en 'A metro y medio de ti'? ¿Les ha inspirado?
T: No. Mucha gente nos decía que hiciéramos algo y a nosotros nos daba mucha pereza, porque estábamos sobresaturados. La canción que citas salió cuando estábamos fumando en la mesa de un bar y nos pidieron que debíamos estar a metro y medio del otro y creamos una historia de amor de la pandemia. Creo que estamos muy quemados del tema pandemia, son dos años y no va a haber ninguna referencia. Esa historia es suficiente.
--¿Cuando sale el nuevo disco?
V: El disco sale a finales de abril o principios de mayo y lo vamos a presentar en La Riviera (Madrid) el 14 de mayo, en Valencia el 19 y el 26 en Razzmatazz (Barcelona) y habrá más. Será un concierto diferente al de Horteralia, un espectáculo y formación nueva y diferente.
--¿También vendrá con cambios de looks?
T: Si te digo la verdad, no sabemos todavía qué nos vamos a poner. Un día con Ojete Calor decíamos que ellos son más Kiss y nosotros somos más Madonna.
--Por último, para quien no lo sepa, ¿por qué este nombre?
T: Tan simple como que un día en un bar, con unas copas de más, nos topamos con una rusa y le empezamos a preguntar por los ingredientes de la ensaladilla rusa en su país. Y nos hizo gracia el nombre.