Alba Santana atraviesa el año más duro de su vida. Seis meses después de perder a su madre, Mila Ximénez, víctima de un cáncer de pulmón, la joven se ha trasladado hasta la Caja Mágica de Madrid para darle el último adiós a su padre, el tenista Manolo Santana.
A sus 37 años, Alba ha volado de nuevo desde Países Bajos, lugar en el que reside junto a su marido el empresario Aviv Miron, y sus hijos, Alexander y Victoria, rota de dolor. “Me parece mentira, estar aquí otra vez bajo estas circunstancias, pero así ha sido la vida y aquí estoy”, ha reconocido, la joven desolada.
El 'annus horribilis' de Alba
Si bien la empresaria ha confirmado que, en los últimos años, la relación con su progenitor no había sido fácil, ya que tenían “dificultad” para verse. De hecho, ha manifestado que con Claudia Rodríguez, la cuarta esposa de su padre, y ahora ya viuda de Santana, no tiene ningún tipo de relación.
Cabe recordar, que Alba incluso ha heredado la demanda que le interpuso la colombiana a su progenitora por hablar de ella en Sálvame. Por todo ello, ha declarado que no ha venido a expresarle sus condolencias, sino a despedirse de su padre a quien le tiene “muchísima estima”.
El último adiós a su padre
“Le quiero mucho y ahora sé que descansa en paz. Aunque no tengo relación con la viuda ni he venido a darle el pésame a ella, sí que me quería despedir de él personalmente y así va a ser”, ha confesado ante las cámaras de Telecinco, arropada por sus hermanos.
Sobre la faceta del tenista como padre, le recuerda “divertido” y “cariñoso”. Además, afirma que cree que ha tenido mucha suerte porque tanto él como su madre le han criado en un "amor increíble” y ahora cuando recuerda a Manolo lo hace con una sonrisa: “Me alegra quedarme con eso”.