La participación de Antonio Vega, exnovio de José Antonio Avilés, en Sálvame, no ha dejado indiferente a nadie. Dos semanas después de romper con el colaborador más embustero de Mediaset, el bien plantado estilista malagueño aparecía en el programa de las tardes de Telecinco para dejar al descubierto todas las mentiras que éste le había contado.
Asimismo, el apuesto peluquero había facilitado unos audios íntimos de la pareja. Este sábado, 24 horas después de que Sálvame emitiera las conversaciones privadas, Avilés ha vuelto a su lugar de trabajo, con el corazón roto y compungido por todo cuánto había sucedido.
Una relación basada en intereses
José Antonio comenzaba el programa visiblemente afectado y con las lágrimas en los ojos, alegando que no quería ver las imágenes de su ex en Sálvame: “Yo no me lo creo, a día de hoy”, decía, temblando. Y es que, al parecer, hasta hace muy pocas horas, el cordobés todavía mantenía la esperanza de volver con su Sugar Daddy. Aunque, ni una cosa ni la otra.
Ni Vega quería volver con él, ni su situación económica era todo lo boyante que debe de ser la de un Sugar Daddy. De hecho, fue el propio malagueño de 37 años quien reveló que era el colaborador quien le pagaba los viajes, le compró el aire acondicionado e incluso le costeó las carillas dentales.
“He sido un cheque al portador”
Además, el joven veinteañero confesaba que el martes le había mandado un ramo de flores para arreglar las cosas. “Horas más tarde, el martes por la noche, me enteré que el miércoles se sentaba en ‘Sálvame’”, ha añadido sin parar de llorar.
Finalmente, Avilés se ha roto al considerar que lo habían utilizado cuando él solo se había enamorado: “Nunca he hablado de mi vida privada. Desde que salí de un ‘reality’ decidí no hablar nunca. Me ha puesto precio, y yo no le he puesto precio a él en nada, eso es lo jodido, que al final he sido un cheque al portador”, ha lamentado.