Nadie se lo esperaba. Ni los espectadores ni ellas mismas. El tándem indestructible ha llegado a su fin: Palito Dominguín ha sido la octava expulsada definitiva de esta edición de Supervivientes. Lola y Palito llevaban juntas en Playa Destierro 9 semanas, 55 días para ser exactos. Y la separación ha sido la más dura que se ha visto en la isla.
Lola no se lo podía creer. “No puede ser, esto no puede estar pasando”, repetía Lola una y otra vez desesperadamente. Las dos jóvenes han forjado una amistad en la que han demostrado ser unas auténticas supervivientes: han superado el hambre, la soledad, han sobrellevado juntas la nostalgia, han recordado a sus seres queridos… Incluso han pescado más de 200 peces juntas, todo un récord en el programa.
Amistad indestructible
Todos coinciden en la bonita amistad que se ha creado entre ellas. Pero Palito y Lola creen que van un paso más allá: “No somos amigas, somos hermanas”, decía Palito. Lola no daba crédito y no dejaba de llorar: “No voy a saber qué hacer sin ti”. Palito intentaba animar a su amiga diciéndole que ella era la clara ganadora y que siguiese luchando por ella.
Dominguín aseguraba que se iba feliz: “Me llevo a una gran amiga. Este es mi premio, no llegar a la final”. La sobrina de Miguel Bosé confesaba que esta experiencia “ha sido la más dura” que ha vivido en la vida. “Estoy muy orgullosa de lo que he hecho. He superado miedos que no pensaba que podía superar y lo he hecho todo con una sonrisa”, se despedía la de Badajoz.
El legado de Palito
Antes de despedirse, Anabel Pantoja, que ha ido a ver su chico Omar, les ha regalado a las dos amigas un collar en forma de corazón, “porque son personas de corazón”, explicaba la colaboradora. Para demostrar su amor, Lola y Palito se han despedido haciendo la forma de un corazón con sus brazos. Una amistad indestructible que retomarán cuando termine el programa.