Lucía Dominguín se ha sentado este viernes en el plató del Deluxe para desvelar el calvario que sufrió al lado de su primer marido: Alessandro Salvatore secuestró a sus hijos Bimba y Olfo cuando tan solo tenían 11 y 6 años, respectivamente.
De hecho, la hermana de Miguel Bosé confiesa que estuvo casi dos años sin poder ver a sus hijos y que cuando los recuperó, estos le dijeron que los había abandonado. “Les había abducidó”, ha añadido.
Su primer amor
Y es que todo empezó cuando Lucía se marchó junto a su hermano a Londres. Allí conocería al que fue su primer gran amor y, posteriormente, primer marido. A la corta edad de 17 años, la hija del torero, Luis Miguel Dominguín, y la gran dama italiana, Lucia Bosé, se daba el “sí, quiero” junto a un empresario italiano.
Al poco tiempo, los tortolitos tendrían descendencia, aunque ocho años después de sellar su amor ante Dios, firmarían el divorcio. Momento en el que empezó el drama que hoy ha contado Lucía.
Un divorcio y un secuestro
Meses antes de que la pareja pusiera fin a su matrimonio, la madre de Palito Dominguín tuvo que soportar que el italiano se casara con otra mujer en Estados Unidos. No obstante, una vez divorciados, la pareja llegó a un aparente acuerdo por la custodia de los pequeños que Alessandro vulneró al poco tiempo con un secuestro de los menores.
"Mis hijos estaban todo el año conmigo y los meses de verano con mi ex, hasta que un año, cuando tenían que volver de pasar el verano con su padre, me llama mi suegra y me dice 'no vas a volver a ver a tus hijos’”, ha explicado.
Regreso a España
Tras la llamada, Lucia ha confesado que su primera reacción fue la de intentar quitarse la vida, aunque no fue así. “Cogí el R5 que tenía y me fui estamparme, me habían quitado los pilares de mi vida, pero a mitad de camino dije: 'eres idiota, va a ganar la lucha. Tienes que luchar por tus hijos”. Fue entonces cuando se produjo un punto de inflexión en ella que desencadenó una larga batalla judicial y un traslado forzoso a México.
Finalmente, tras un largo juicio, Lucía recuperó a sus vástagos, no sin antes someterse a múltiples análisis y interrogatorios. En su regreso a España, esta miembro del clan Dominguín ha contado que fijó su residencia en Mallorca, aunque su tormento no terminó aquí: “Cuando llegué viví un año en Palma de Mallorca, de infierno, sin dormir, tenía terror de que les pasara algo o hicieran un complot hacia mí”, ha declarado.