Anabel Pantoja no pasa por su mejor momento. Criticada por sus compañeros de Sálvame y suspendida de empleo y sueldo en el programa durante una semana por su bronca con Rafa Mora, la aventura de su novio, Omar Sánchez, en Supervivientes no le sienta muy bien.
La cantante sufre por su “negro”. Por todo, si las pruebas son duras, si lo atacan, si lo critican, si lo ve delgado… No hay cosa que haga que no le haga pasar un mal trago, a no ser que gane pruebas. De todos modos, ella lo defiende con uñas y dientes pase lo que pase. Y eso que no quiso que fuera.
"Jarro de agua fría"
“Fue un jarro de agua fría”, reconoce la prima de Kiko Rivera. El canario, que siempre estuvo alejado de los focos, se lo comentó a su chica cuando despertaba de la operación de balón gástrico a la que se sometió ella. “Fue una putada. Hace meses decía que no iba a ir”, reconoce, algo que la dejó tranquila. Pero por poco tiempo.
Mujer de carácter, Anabel está molesta de que Sánchez accediera participar en el reality. "No quiero que entre en la tele, tiene su empresa", subraya. Las razones que alega es que tiene “miedo de que se metan con él”.
Devoción por Omar
Lo ha demostrado con creces. Se la ha visto muy enfadada cuando se dicen cosas contra él, cuando Antonio Canales le dijo que nominó a “un inválido”. Le irrita más, se diría, de lo que comentan de ella. "Empiezan a decir que no hace nada en la isla, que es una palmera más. Lo llevo fatal", admite.
La sobrina de Isabel Pantoja asume a regañadientes el paso de su chico por Honduras. Prefiere pensar en que gane el concurso, apartarse de las cámaras juntos y que él invierta el dinero que gane en su escuela de surf. Su amor por él es incondicional: “¡no quiero que le roce el aire!".