Ana Obregón vuelve a las portadas y lo hace para abrirse en canal, contar como vivió la enfermedad de su hijo y cómo sobrelleva la muerte de Aless Lequio. “Ni psicólogo, ni pastillas, ni nada”, señala. Las declaraciones las ofrece a Vanity Fair, que este miércoles lanza su número de mayo en el que es la absoluta protagonista.

La bióloga se muestra completamente abatida. “No entro en mi clóset desde hace 11 meses. Hay días que no tengo fuerzas ni para ducharme. Hasta que di las campanadas vivía como flotando en la nada”, detalla. Esa Nochevieja supuso salir de su casa después de mucho tiempo.

Un momento especial

“Encontré que había una forma de transformar mi dolor apoyando desde la Puerta del Sol a miles de corazones rotos por la pérdida de sus seres queridos no solo en esta pandemia, sino también por el maldito cáncer”, subraya.

La actriz recuerda a la perfección cómo fue el día en que le comunicaron que si hijo padecía esta enfermedad. El joven pensaba que no era más que una gastroenteritis, le quitaba importancia, hasta que su madre lo llevó al médico.

Luces y sombras

“No se me olvidará cuando hicieron la biopsia y nos dijeron que era malo”. Aless entró en su habitación, donde ella estaba sentada en la cama y le comunicó que tenía cáncer. “Yo contesté: ‘No pasa nada, hijo’. Me acuerdo que preguntó: ‘¿Me voy a morir?’. Le respondí: ‘No’”.

Ana Obregón en 'Vanity Fair'

El doctor Josep Baselga, fallecido recientemente, le recomendó que fuera al Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York. El tratamiento funcionó. “En febrero de 2019 hicimos todas las pruebas y limpio. Ahí es cuando conocí la verdadera felicidad”, recuerda. Pero en una revisión meses después el cáncer volvió, justo en los inicios del Covid.

Renacer

“Yo de la pandemia no me he enterado. Ahora la gente tiene miedo a la vacuna. Y yo pienso: ‘¡Madre mía!’. Que les digan a los enfermos de cáncer el veneno que les están metiendo en el cuerpo, que ni te lees los efectos secundarios. La muerte es lo de menos”, sentencia.

El 13 de mayo de 2021, Aless Lequio fallecía en Barcelona por culpa del cáncer. “Me morí el día que se fue mi hijo. Me morí. Sé que voy a renacer, pero estoy muerta”, afirma.  Desde entonces, la presentadora vive sola en casa, sin apenas verse con gente más allá de su madre y algún amigo de confianza.

Sin ayuda

No me quiero distraer con falsedades. Quiero vivir mi duelo dignamente y como se merece”, asevera. Por mucho que eso le suponga algunas críticas. “No voy de víctima. Me duele su dolor de no estar aquí”, recalca.

Un dolor muy presente y que no quiere pasar con la ayuda de profesionales o medicinas. “Tengo que hacerlo sola y poco a poco sé que lo voy a conseguir. Es como cuando voy a casa de mis padres, bebo un poquito de vino en la comida y veo que estoy un poco mejor”, concluye.