Hace realmente poco que Elon Musk se ha convertido en la persona más rica del mundo, superando al fundador de Amazon, Jeff Bezos, y dejando muy atrás al tercero en la lista, el fundador de Microsoft Bill Gates.
Al liderar empresas menos conocidas por el gran público como la de automóviles Tesla o la aeroespacial SpaceX, muchos se preguntan de dónde ha surgido este empresario y cómo se ha conseguido encaramar a lo más alto de tan exclusiva lista con 187.000 millones de dólares.
¿De dónde sale Elon Musk?
El éxito de este emprendedor nacido en Pretoria (Sudáfrica) y nacionalizado canadiense y estadounidense no es flor de un día. De hecho, si se revisa cómo fue su niñez y adolescencia, pocos pensarían que se convertiría con el tiempo en todo un magnate capaz de cambiar corrientes de opinión con solo publicar un tuit.
A esta percepción le suma algo de misterio Ramón de España en su columna: “No sé si Musk me cae bien, pero es indudable que me intriga. Para empezar, su nombre es fascinante: nunca había oído el patronímico Elon y el apellido Musk significa en español almizcle o musgo. Un pedazo de nombre. Y luego está su cara de malo, que no es exactamente una jeta de mala persona (según las teorías de Lombroso), sino el físico ideal para interpretar al villano de una película de James Bond”.
Pocos recursos
En su infancia ya dejó destellos de lo que era capaz de hacer, al aprender a programar con solo 9 años y a vender un videojuego a los 12. No obstante, la separación de sus padres llevó a Musk a vivir en Canadá, donde tuvo que trabajar para costearse los estudios y llegar a la Universidad de Pensilvania.
Debido a su situación económica y a su brillante curriculum, obtuvo una beca para estudiar Economía y Física. Al acabar se llegó a matricular en la Universidad de Stanford pero no tardó en dejarlo para dedicarse a lo que ha estado haciendo desde entonces: emprender.
Visión de futuro
No cabe duda de que este empresario de 49 años ha sido un adelantado a su tiempo y ha sabido ver las oportunidades de negocio que el futuro de la tecnología podía traer. Y todo ello lo ha conseguido abordando tres áreas: Internet, las energías renovables y el espacio.
La primera empresa que puso en marcha junto a su hermano y un amigo fue Zip2, encargada de la gestión del desarrollo, el alojamiento y el mantenimiento de sitios web destinados a medios de comunicación. El trabajo realizado les hizo llegar a cabeceras tan importantes como The New York Times. Y eso, a poder vender Zip2 por 307 millones de dólares, de los que a Musk le correspondieron 22.
El momento del salto
Esta cantidad le permitió acometer mayores retos y uno de ellos fue la creación de la startup financiera X.com, la cual terminó fusionándose con Confinity Inc., dando lugar a PayPal, es decir, la pasarela de pagos que hoy en día se utiliza en todo el mundo.
Musk y los demás accionistas de PayPal (a la postre fundadores de YouTube, LinkedIn o Yelp) vendieron la compañía a eBay por 1.500 millones de dólares, de los que él percibió 180 millones. Esta cantidad le serviría para acometer los proyectos por los que es conocido en todo el mundo: SpaceX, Tesla y SolarCity.
Elon Musk se da a conocer
El sudafricano puso en marcha en 2002 su proyecto más ambicioso: SpaceX, la compañía con la que pretende conquistar el espacio y con la que quiere redefinir la carrera espacial para que no solo los estados sean los que se aventuran más allá de la atmósfera. Esta visión llevó a SpaceX a firmar un contrato con la NASA de 1.600 millones de dólares.
Relacionado con SpaceX está el proyecto Starlink, que consiste en el lanzamiento de miles de satélites para ofrecer un servicio de Internet de banda ancha, cobertura mundial y baja latencia. Ni que decir tiene que esto puede suponer una gran revolución… y que las arcas del magnate se llenen aún más.
Coches eléctricos
La otra compañía por la que todo el mundo conoce a Elon Musk es Tesla Motors, pionera en el desarrollo de coches eléctricos y una de las marcas más reconocidas y exitosas a nivel mundial en este pequeño nicho de mercado.
Tanto es así que han fabricado los coches según los configuraba el cliente en un concesionario Tesla o mediante Internet. Todos estos proyectos y sus acciones en Bolsa han encaramado al sudafricano a lo más alto entre los más ricos, aunque hay voces discordantes al respecto que auguran que su caída se producirá próximamente, llevándole al colapso.
Mirando al abismo
No obstante, para alguien que aseguró que “ser emprendedor es como comer cristal y mirar al abismo de la muerte” y que comenzó SpaceX “con la expectativa de fracaso”, no parece que esas previsiones le vayan a frenar.
A fin de cuentas está seguro de que “muchas cosas son improbables, solo unas pocas son imposibles”, al tiempo que cree que “es posible que la gente común elija ser extraordinaria”.