El abogado de Francisco Rivera y Cayetano Rivera, Joaquin Moeckel, continúa su batalla para conseguir que Isabel Pantoja entregue a sus clientes las pertenencias que Paquirri les dejó en herencia antes de morir. Una difícil lucha por la que el abogado a decidido buscar la empatía de la cantante.
Conocedor del complicado momento que atraviesa la tonadillera por el enfrentamiento mediático que mantiene con su hijo Kiko Rivera, Moeckel ha querido transmitirle que ni Fran ni Cayetano quieren perjudicarla. "Yo no estoy contratado aquí para una guerra, sinceramente, lo que yo quiero es que estos niños tengan bienes", ha resumido el letrado de los hermanos Rivera.
No quieren más conflictos
Tal y como ha confirmado Francisco Rivera públicamente, los hermanos tienen la esperanza de que todo esto se pueda solucionar de una manera sencilla y sin crear un nuevo conflicto. En este sentido, Moeckel ha asegurado que cree "en la buena fe de las personas" y considera que todo en esta historia "son malentendidos. Yo quiero pensar que lo que ha habido hasta ahora mismo ha sido un malentendido y que, teóricamente, se puede solucionar".
A su salida de la Notaría de Medina Sidonia, el abogado ha recalcado que lo único que les importa a sus clientes en estos momentos es que el mensaje a Isabel Pantoja sea lo suficientemente claro: "La notaria requerirá a esta señora. Lo importante, por favor, es que se entreguen los bienes. De verdad, no queremos más conflictos, lo que queremos es que se entreguen los bienes".
Kiko busca por su cuenta
Por otro lado, Kiko Rivera también prosigue con su búsqueda de la verdad y fue visto al salir del Colegio Notarial de Sevilla para pedir documentos relacionados con la notaría que se habría encargado de gestionar su parte de la herencia y que, con el notario ya fallecido, habría dejado de existir. Un paso más en el largo camino que ha emprendido para descubrir qué le dejó en herencia Paquirri y qué le ha ocultado su madre, Isabel Pantoja, a lo largo de todos estos años.
A petición de su equipo de abogados, el disc jockey recaba información oficial para descubrir si su madre actuó, en todo momento, respetando la última voluntad del malogrado torero y dando a su hijo lo que le correspondía por ley. Sin embargo, Kiko evita dar declaraciones a la prensa al respecto y se limita a mostrar su lado más educado al despedirse entre "buenos días", "perdón", "gracias" y "que tengáis un bonito día".