Son muchas las celebrities que, como Isabel Preyler, han optado por practicar diferentes pruebas de detección de coronavirus fuera de contextos laborales. Un hecho del que parece haber tomado nota Kim Kardashian. Y es que la más famosa de las hermanas ha ido un paso más allá en su fiesta de 40 cumpleaños.
Días atrás, la socialite soplaba las velas en un encuentro organizado por su madre y sus hermanas al que también acudía su todavía marido Kanye West. Sin embargo, la fiesta grande llegaría el fin de semana.
Una celebración libre de coronavirus
Kim ha dado un fiestón al más puro estilo Kardashian. Es decir, rodeado de excentricidades. Se trata de una celebración que ha tenido lugar en una paradisíaca isla del Caribe y que ha contado con la presencia de sus mejores amigos.
Según ha relatado la misma protagonista, los invitados que confirmaron su asistencia debían someterse a un estricto aislamiento de dos semanas, además, de a numerosas pruebas de detección del Sars-CoV-2.
A través de diferentes instantáneas que la misma protagonista ha compartido en su cuenta de Instagram, se puede ver a las protagonistas de Keeping Up with the Kardashians disfrutando de “la vieja normalidad” en compañía de sus más allegados.
Los 40 en la vieja normalidad
Los actos y festejos comenzaban la tarde del viernes, cuando un jet privado despegaba con los treinta invitados a bordo y ponía rumbo hasta una de las islas del trópico. Una vez allí, clases de baile, baños en el mar en compañía de ballenas y excursiones en kayak se convirtieron en las principales actividades que realizaron los asistentes al evento.
Sin embargo, el momento álgido llegaba durante la noche del sábado, cuando la socialite ofrecía una exclusiva cena a pie de playa que tenía como postre final una tarta de cumpleaños de tres pisos que iba coronada por una muñeca de la mismísima Kim.
Para la ocasión, Kim se enfundaba un vestido corto, en tonos plateados y dorados, que contaba con un escote de vértigo en forma palabra de honor.