Recorriendo los secretos de Pals y alrededores, el mágico rincón del Empordá
Una localidad que sorprende con sus calles empedradas y cuidadas casas adornadas con flores
10 septiembre, 2021 21:12Los que tengan suerte y todavía estén de vacaciones, o vayan a disfrutar de unos días de descanso en el mes de septiembre, pueden elegir como destino un mágico rincón en la comarca del Empordá. Concretamente en el municipio de Pals y en su playa desde donde dicen se puede ver una de las mejores puestas de sol de toda la Costa Brava.
El lugar perfecto para cerrar las vacaciones, o comenzarlas tras un duro año de trabajo, ya que se encuentra en un espacio natural que bien merece una visita como es el caso de Las Basses d’en Coll.
El reclamo de Pals
Este bello municipio se encuentra en la provincia de Girona a algo más de hora y media de Barcelona en coche. Una localidad que sorprende gracias a la belleza de unas calles empedradas y unas casas perfectamente cuidadas y adornadas con todo tipo de plantas y flores. Un paseo para perderse, sin prisa alguna, y con la única parada para darse todo un homenaje gracias a su aclamada oferta gastronómica y donde es un pecado no probar el arroz de Pals a la cazuela.
Pals es uno de los conjuntos medievales mejor conservados de toda la comunidad catalana resguardado por una muralla que se levantó entre los siglos XII-XIV. Destacan en estas calles históricas la Torre del Homenaje, de estilo románico; su Plaza Mayor (con algunos detalles del gótico) y su iglesia de base románica, ábside y nave gótica y pórtico barroco.
Playa Gran de Pals
Tras visitar con detenimiento el pueblo, otro de los reclamos de Pals es acercarse hasta su cercana playa y disfrutar de sus más de 2000 metros de longitud y fina arena de color dorado. Un espacio para residentes y turistas y donde conviven en armonía dos espacios: por un lado un sector algo más urbanizado y donde se encuentran la mayor parte de los servicios de este arenal y, por otro, un rincón algo más virgen entre dunas y pinares y desde donde se pueden contemplar las Islas Medes.
Precisamente, estas últimas son la joya de la corona del entorno de l’Estartit. Un pequeño archipiélago, declarado Parque Natural Nacional Protegido y Reserva Marina, que es un destino privilegiado para aquellos que quieren practica buceo y admirar las maravillas que esconde este fondo marino repleto de un ecosistema natural de lo más variado y rico.
Las Basses d’en Coll
Si bello es Pals, también lo es todo el entorno natural sobre el que se asienta este pueblo medieval. Es la zona conocida como las Basses d'en Coll, un ecosistema en forma de dos balsas que se crean en la desembocadura del arroyo del Molino, adonde llegan las aguas de los arrozales que se cultivan en los alrededores de Pals. Un espacio natural que forma parte de la reserva natural parcial de los humedales del Baix Ter, en el Parque Natural de Montgrí, les Illes Medes y el Baix Ter.
Un rincón que seguro que no olvidarán tanto los amantes de la naturaleza, ya que en este enclave hay una amplia variedad de ejemplares vegetales como son la sauceda y olmeda, zarzas, cañaverales y carrizales; como los que prefieran hacer el avistamiento de aves. Las Basses d'en Coll es un punto importante para la cría de pájaros, así como para observar más especies en una fauna donde no faltan anfibios e invertebrados de todo tipo.
¿Y en los alrededores?
Pero antes de volver al mundanal ruido o a la rutina de la oficina (si los días de vacaciones han llegado a su fin) todavía puede que haya tiempo para ver otro de los municipios más bonitos de la zona como es Peratallada; de obligado paso. Su principal atractivo reside en un patrimonio arquitectónico e histórico que todavía hoy se puede ver en un conjunto medieval declarado bien cultural de interés nacional y donde se conserva ese aire feudal en estrechas y tortuosas calles que encantarán al turista.
Peratallada fue una de las poblaciones de Cataluña mejor fortificadas en su época gracias a un recinto defensivo formado por tres recintos en forma de muralla (en el principal está el castillo) protegidos a su vez por un foso excavado en la zona. Precisamente, este hueco en la tierra en algunas zonas, que aún hoy se pueden ver, tiene una profundidad de unos 8 metros. Además de sus calles, el reclamo de este pequeño pueblo se concentra también en su torreo del Homenaje, su palacio (levantado entre los siglos XI-XIV) y la iglesia de Sant Esteve (románica de principios del siglo XIII).