El origen de las palabras da mucha idea del supuesto absurdo nominativo de algunas cosas y festividades. Pero la etimología de las palabras también esconde maravillosas sorpresas. Así, echando la vista atrás, uno puede darse cuenta del origen carnal de una de las fiestas más populares del invierno. Y no tiene que ver con comida.
Febrero es el mes del Carnaval o el Carnestoltes, en catalán. Ambas palabras hacen referencia a la carne, un factor que tiene mucho que ver con lo que sucede en la actualidad, con el carácter lúdico-festivo de su origen y la religión.
La carne, protagonista
Ambas palabras tienen una raíz común, la carne. Si Carnaval viene de carnem levare, Carnestoltes, de carnem tollere. Una hace referencia a las carnes levantadas, la otra a las carnes por eliminar. ¿A qué se referían?
Obviamente, como es conocido, a la cuaresma católica. Las fiestas de Carnaval son las últimas antes de los 40 días de ayuno de carne que van desde el miércoles de ceniza a la Semana Santa.
Baile de máscaras
Carnaval o Carnestoltes eran, pues, las fiestas previas a eliminar la carne de las comidas, pero también el momento en que las carnes se levantaban. Son muchos los que convertían esta festividad en una bacanal de desenfreno y vino donde las pasiones más bajas podían salir sin pudor. De allí las máscaras.
Las mascaradas, caretas y demás disfraces permitían y permiten a los que participan del Carnaval actuar bajo el anonimato. Al menos, por unas horas. Un método tan peligroso como útil para las personas más reservadas.
Final mortal
Sea como fiesta, la fiesta, como las palabras que la califican, tienen mucho sentido. Su unión con el cristianismo no le quita lo lúdico y el desenfreno sigue siendo la característica principal de esta festividad pagana, que acaba en un deceso y en una quema.
Todo este festival de disfraces y descontrol acaba con el llamado entierro de la sardina. No son pocos los españoles que todavía recuerdan como ese día realmente procedían a poner bajo tierra a este animal. Pero es que en Cataluña, además se quema a un rey. Y no es ningún acto republicano o independentista.
Rey a la hoguera
Carnestoltes, además de ser una fiesta que se apura a celebrar antes de la carne se elimina, también es la figura de un rey. Así como en Canarias está la reina del Carnaval, en Cataluña el Carnestoltes también toma forma de personaje enmascarado que, para la rima, le llaman el rey de los poca-soltes, es decir, de los sinvergüenzas.
Este personaje es el que reina durante la semana del Carnaval. El monarca manda en esta fiesta de la carne y la diversión, pero llegado el miércoles de ceniza, los cristianos le dan muerte en una hoguera para que impere de nuevo el recogimiento.