Los amantes de la montaña y del Caribe no tienen por qué decidir entre una cosa y la otra. Hay un rincón en Cataluña, situado en medio de la naturaleza en el que darse un chapuzón en aguas cristalinas.
El lugar está en la provincia de Lleida, en concreto en la sierra d'Aubenç i Roc de Cogul, entre Tremp y Solsona. Llegar hasta allí requiere esfuerzo, pero vale la pena.
Cómo llegar
Ganarse el paraíso no es fácil y llegar al cielo en la tierra tampoco. En coche se llega, pero hasta un parking para sólo 67 vehículos, por lo que es necesario reservar. Y pagar.
Se accede a través de Ponts, situado al sur del pantano de Rialb, por la C-1412b. Y el camino (de piedra) hasta los gorgs del río Rialb está indicado. Una vez allí, empieza una travesía hacia nuestro destino.
La ruta
Aviso importante. Como bien indica el cartel situado en el aparcamiento, en el lugar hay varias pozas. Todas son de una belleza increíble, pero hay una que destaca sobre el resto, el gorg del Forat del Buli.
La ruta hasta allí está señalizada, es de una dificultad moderada, lo que sí tiene que tener claro los visitantes es que les espera cerca de tres horas de caminata. Hay que ir, entonces, con el calzado preparado y con agua para refrescarse, aunque por el camino uno se encuentra otras pozas.
De la tierra al agua
Partiendo desde el barranco de Rialb, uno sigue un trazado dibujado hasta el río del mismo nombre. Allí uno topa con dos piscinas naturales de una transparencia que impresiona. Ya antes de entrar se puede ver el suelo y los peces que en ella hay.
A partir de aquí hay dos maneras para llegar al mítico agujero que da nombre a esta poza. En todo caso, uno se va a tener que mojar. O bien se bordean las pozas o bien por dentro del agua, uno ha de acercarse a un agujero que hay en una roca.
La entrada al cielo
Como si de un portal se tratara, uno cruza esta especie de túnel, cuyas paredes están cubiertas de vegetación y por el que se cuela una cascada. Este viaje hacia el otro lado del río se hace a nado y allí está esa pequeña poza al que no mucha gente se acerca.
Antes de meterse, destacar dos cosas. Las aguas de este gorg son tan transparentes como frías, así que uno debe estar preparado para ello. Y, por último, ir con precaución porque el efecto del agua puede hacer pensar que no hay mucha profundidad cuando hay puntos en los que uno no toca de pie. Una vez sabido esto, sólo queda disfrutar.