Los vecinos y visitantes de Barcelona pueden que conozcan el Poble Espanyol. Se trata de un espacio de ocio, que en su interior concentra las réplicas de los monumentos y edificios más importantes de toda España, incluida la Giralda.
Algo muy parecido existe en tamaño real un poco más al sur, en la provincia de Tarragona. Un pueblo en el que los estilos arquitectónicos de toda España parecen sucederse a medida que paseas por sus calles.
Idea original
El lugar en cuestión es el Roc de San Gaietà, una especie de barrio o urbanización que pertenece a Roda de Berà con varias casas sobre un acantilado que muere en el mar. Un espacio vivo por el turismo, pero que parece aislado de toda ruta de los sitios por ver y merece mucho la pena.
De hecho, su promotor, Gaietà Bori Tallada, y el constructor Josep Maria Fortuny Rodríguez tuvieron claro que querían darle un toque marinero, pero, casi sin querer, acabaron haciendo algo mucho más difícil. Hicieron su particular pueblo español, de hecho, eso zona del casco antiguo original se conoce así.
Réplicas de estilos
Nada más entrar ya se encuentran toques arabescos en la llamada Puerta Mora. Una especie de réplica de castillo, con un arco de estilo mudéjar. Cerca de ella, hay una serie de edificios que recuerdan a la Alhambra de Granada.
Otro de los edificios claves es el Club Marítimo. Ahora destinado al museo de la radio de Luis del Olmo y con otro espacio dedicado al arquitecto modernista Josep Maria Jujol, lo que destacó antes de esto fue su puerta: una réplica de la Iglesia de San Pedro de Ávila.
De dioses y escaleras
El toque catalán lo da el Claustro Románico, al que se llega por el entramado de sus calles rodeadas de casas con característicos patios andaluces y balcones castellanos. En uno de ellos se encuentra incluso una réplica del Cristo del Gran Poder.
Y para terminar dos apuntes. El torreón blanco con una fachada muy similar a las del norte de España y el edificio gótico que se encuentra en la plaza Gaietà Bori Tallada. De primeras sólo se intuye este estilo arquitectónico, pero además dentro esconde una réplica de la escalera del edificio de la Generalitat de Cataluña.
Cómo llegar
Todo ello, sumado a un entorno boscoso que muere en el mar, la roca foradada que abre un agujero en la tierra por el que se cuelan las aguas mediterráneas y unas playas de color turquesa a las que acceder por el camino de ronda, acaban de hacer indispensable una visita a este pequeño rincón de Roda de Berà. Eso y una gastronomía basada en el pescado y el marisco o los helados de Cal Sisquet.
Llegar es relativamente fácil. Antes de llegar a Tarragona por la N-340, e incluso antes de llegar al municipio, a la altura del Bonpreu, tomar el desvío hacia las playas. El camino es recto y el Roc de San Gaietà un oasis alejado del turismo de masas.