Llámenles monumentos, esculturas o defínanlo como quieran. Lo cierto es que en Cataluña, territorio del surrealismo de Dalí y Miró y el modernismo de Gaudí, hay repartido una serie de… ¿cosas? de dudoso gusto o, directamente, bizarras. Va, apostemos por curiosas.
Mazinger
La más popular de todas es la de Mazinger Z. Un clásico desde que se conoció el proyecto. Una réplica de más de 12 metros del mítico personaje de anime que marcó a toda una generación de españoles. Las razones por las que se instaló en Cabra del Camp (Tarragona) son todavía más extrañas: el alcalde aseguró que era un reclamo turístico. Ahora, se ha convertido en un parque más.
Patufet
También bastante reciente es la instalación de uno de los personajes infantiles más populares de Cataluña, el pequeño Garbancito. El ayuntamiento de Granollers (Barcelona) instaló en 2003 una escultora de Efraín Rodríguez Cobos que combina a la perfección el espíritu del cuento. En el bordillo de la Plaza de Folch y Torres, se oculta el Patufet (como se llama en catalán). Cuidado no pisarlo, la escultura sólo hace 75 cm.
Un enano gigante
Si el diminuto Garbancito puede pisarse, incluso tropezar con él, es imposible no ver en medio de un campo lleno de fajos de paja al tremendo enano de Falgàs, la empresa de juguetes y atracciones infantiles a un euro que gana millones y construye monstruos. Bueno, no seremos tan duros, pero ver a esta tremenda estatua en la carretera que une Empuriabrava y Roses, con la cara de un niño con un agujero enorme entre las piernas y un gorro de color impresiona.
Juegos Olímpicos
Las Olimpiadas fueron clave para Barcelona y dejaron esculturas muy variopintas. Y un personaje clave es Mariscal. Por un lado, diseñó a Cobi, la mascota de los Juegos que todavía se puede ver en el Parc del Port Olímpic. Y por el otro, la famosa la langosta gigante y sonriente del paseo Colón.
Toboganes
Para seguir con el hilo olímpico. En la Vall d’Hebron también se celebraron algunas pruebas en el 92 y allí se construyeron una serie de cerillas gigantes repartidas por la zona. Una de ellas, que representa la caja de cerillas se ha convertido en tobogán. Y un poco más abajo y algo más antiguo está El dragón de Sants. Una escultura situada en el parque de la España industrial donde los más pequeños se tiran por sus rampas.
Para Europa
Eso dice el ayuntamiento de Girona y el diseñador de esta escultura que se ubicó en la plaza Europa de la ciudad, pero que desde 2008 está en la rotonda del Pont del Vidal. Andreu Alfaro diseñó esta escultura de nuevo metros de alto, con acero inoxidable, al que le dio estas particulares formas geométricas. ¿Y Europa? Bien, gracias.
Un mono a una botella agarrado
Sí, los conocedores de este territorio han podido sacar de qué estamos hablando. En Badalona, en el paseo marítimo, frente al mar, está todo un emblema de la ciudad. El mono de la marca Anís del mono, bebida que siempre se hizo en la ciudad. Y allí, antes del Puente del Petrolio, está este homínido de acero contemplando la bebida de Badalona.
Walt Disney
No se conoce ninguna relación con el creador más internacional de dibujos animados, aún así, la ciudad decidió rendirle homenaje. El tema es que no es escultura del dibujante sino a su inspiración. O al menos, eso dijo la escultora Nuria Tortras cuando presentó esta obra compuesta por cervatillos. Se encuentra a la entrada del Zoo de Barcelona.
La lámpara-fuente
Sí. Sabemos que no es un monumento, pero su excepcionalidad la hace completamente atractiva y digna de ir a verla. Se trata de una farola del siglo XIX ubicada en Palafrugell, en cuya base se encuentra una fuente pública de la que se puede beber. La rareza es tal que se la considera bien patrimonial.
Abuelo de madera
Y si abrimos con estatuas, cerramos con ella. Esta es algo más tierno. Se trata de un abuelo de madera gigante hecho a base de material reciclado situado en la entrada del castillo de Montsonís. Pequeños y adultos se pueden sentar junto a él en el banco de madera y contemplar el valle del Segre junto con El padrí de Montsonís.