Estos son los lugares más extraños, bizarros y hasta frikis de Cataluña

Las atracciones de Falgàs

Si viajas de Empuriabrava a Roses, divisarás en el margen de la carretera a un enano de tres metros que les saluda con satisfacción, con piernas abiertas y un cucurucho multicolor. Entre balas de paja, se alza un cocodrilo gigante y un elefante con un tubo encajado en el trasero, como si hubiera excretado una pelota de golf. Estás frente a una de las instalaciones de Falgàs, la firma gerundense que produce la mayoría de las atracciones mecánicas para niños que devoran las monedas de los padres. A pesar de la apariencia de decadencia surrealista, esta gente genera millones de euros a nivel global.

Mazinger en Tarragona

En 1979, durante la España posfranquista, la iconografía de Mazinger Z estaba en auge. El promotor inmobiliario de la urbanización Mas del Plata, en Cabra del Camp (Tarragona), decidió utilizar una gigantesca estatua de Mazinger Z de 14 metros como reclamo para vender chalets adosados. Las leyendas urbanas delirantes (como que estaba hueco por dentro y servía como tobogán, o que quedó olvidado allí después de que un niño muriera al caer de él, o incluso que el creador de Mazinger se retiró allí) han dado paso a motoristas que llegan de todas partes para reunirse junto a la estatua.

La escultura de la leona en Girona

Cualquier visitante que llegue a Girona por primera vez corre el riesgo de ceder ante la tentación de besar el trasero de una escultura del siglo XII (se supone que marcaba la entrada a una posada que debía llamarse La Leona). Se dice que quien besa sus posaderas regresará siempre a Girona. Sin embargo, hay que tener cuidado: en 2015, un jubilado francés falleció al caer desde el tercer escalón del pedestal, a menos de un metro del suelo. Es el dato ominoso del día.

El ritual de la olla de la fertilidad 

¿Problemas de fertilidad? En el Santuario de Nuria, perdura una curiosa tradición: las mujeres que desean dar a luz a niños hermosos, deben arrodillarse y sumergir su cabeza en una olla mientras sus esposos tocan una campana (un toque por cada hijo deseado, cuidado). No es una tradición cristiana, por cierto. El Santuario de Nuria fue establecido en el siglo XI y, según el folclorista Joan Amades, la olla mágica es una versión cristianizada de la antigua costumbre pagana de las mujeres locales de frotarse contra un menhir blanco que solía estar en el valle.

Inscripciones en la prisión medieval

Una auténtica joya: Castelló d'Empúries, un hermoso pueblo medieval en el Ampurdán entre los pueblos medievales hermosos del Ampurdán, presume de albergar un meticuloso museo dedicado a la historia medieval del municipio. Lo más interesante es que el museo se encuentra en una prisión-curia que Pedro I de Aragón mandó construir en 1336. Sentarse en una pequeña y sombría celda y contemplar las inscripciones en las paredes de piedra sólida –rascadas a mano por los prisioneros para sobrellevar su condena– resulta más impactante que todos los museos de cera del mundo.

La mansión del terror

En el corazón de la salvaje y boscosa Girona, en el entorno rural de Vallcanera, acercarse a esta casa señorial abandonada y devastada es suficiente para poner los pelos de punta. La mansión de Can Busquets lleva abandonada desde la Guerra Civil, y diversos grupos de "cazadores de fantasmas" han propagado rumores aterradores: la casa quedó vacía porque hubo un enfrentamiento sangriento entre dos familias por la herencia y, por las noches, se oyen llantos de bebé. También se dice que la chimenea es una puerta al infierno, que podría atraparte y aprisionarte en el cementerio que yace debajo de la casa (que alguna vez fue un pequeño pueblo, con escuela e iglesia).